sábado, 7 de diciembre de 2013
HOMENAJE A LA MUJER RURAL.
Navezuelas homenajea la labor que han desempeñado las mujeres en las zonas rurales de la mancomunidad de Villuercas Ibores Jara
Para ello, la Casa de Cultura de la localidad cacereña será escenario este miércoles a partir de las 12,30 horas un acto para homenajear a nueve mujeres, quienes han sido elegidas por otros tantos ayuntamientos de la provincia.
Concretamente, estas mujeres proceden de municipios cacereños como Villar del Pedroso, Guadalupe, Deleitosa, Navezuelas o Logrosán, entre otros, y se reconocerá su actual labor o a título póstumo.
Además, estas nueve mujeres son las protagonistas de una exposición
itinerante que recorrerá varios municipios de la provincia. Se trata de
una muestra que recoge un pequeña reseña bibliográfica que explica por
qué han sido homenajeadas y una fotografía.
Los detalles de este homenaje han sido dados a conocer por el
diputado de Cultura, Eduardo Villaverde, acompañado por el presidente y
el vicepresidente de la Mancomunidad Villuercas Ibores Jara, Carlos Ríos
y Juan Pedro Domínguez, respectivamente, y las técnicos de la Oficina
de Igualdad y Violencia de Género de dicha mancomunidad, Pepa Rubio y
Maribel León.
De este modo, la muestra permanecerá expuesta en la Casa de Cultura
de Navezuela, durante una semana, más tarde, se trasladará a aquellos
municipios cuyos ayuntamientos hayan solicitado la exposición.
Pese a que los detalles del acto no se pueden dar a conocer puesto
que es una "sorpresa" para las homenajeadas, se trata de hacer
"visibles" a aquellas mujeres que han aportado y siguen aportando
valores muy importantes y que no han tenido su reconocimiento, ha
explicado una de las técnicos de la Oficina de Igualdad y Violencia de
Género de la mancomunidad, Pepa Rubio.
"LAS MUJERES SON EL SOPORTE DEL MEDIO RURAL"
Cabe indicar que es la segunda vez que esta mancomunidad decide
rendir un homenaje que reconoce el "enorme papel" que ha desempeñado la
mujer en el ámbito rural ya que son el "soporte" del medio rural, tanto
en el medio familiar como en la prestación de servicios en la comunidad,
ha aseverado el vicepresidente de la Mancomunidad Villuercas Ibores
Jara, Juan Pedro Domínguez.
En este sentido, Domínguez ha añadido que las mujeres son el "soporte
vital" en una época de "mucha dificultad" en las zonas rurales,
mientras que el diputado de Cultura, Eduardo Villaverde, ha recalcado
que es una forma de reconocer la labor que han desempeñado las mujeres
en los municipio, quienes son "fundamentales" para dinamizar las
actividades.
Por su parte, el presidente de la Mancomunidad Villuercas Ibores
Jara, Carlos Ríos, ha explicado que el objetivo de la citada
mancomunidad es dar a conocer el "enorme trabajo" que las mujeres han
ido desempeñando en las zonas rurales, como "piezas claves" en el
desarrollo económico de estos lugares.
Este homenaje coincide con la Fiesta de la Castaña que se celebra con
motivo de las Fiestas de Santa Bárbara, patrona de Navezuelas; desde
este martes y hasta el próximo día 7 de diciembre, habrá distintas
actividades en esta localidad, todas ellas acompañadas por las castañas,
ya que este municipio es una de las mayores productoras de este fruto.
viernes, 6 de diciembre de 2013
La ruta de Alfonso Onceno para terminar el calendario 2013 (8 de diciembre)
La ruta de Alfonso Onceno para terminar el calendario 2013 (8 de diciembre)
2013 diciembre 4
por senderosextremadura
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El club senderista Emérita Augusta ha programado su última ruta del año. Pretenden pasar una buen jornada para dejar mejor sabor de boca y estupendos recuerdos de todo el año, y cumplir de paso con la tradición de visitar a la Patrona de Extremadura, la Virgen de Guadalupe. Para ello han programado la clásica ruta de Alfonso Onceno (FOTOS), preciosa travesía en plena comarca de Las Villuercas entre las localidades de Navezuelas y La Puebla de Guadalupe. Con un recorrido total de 18 kilómetros.
En estas sierras el Rey Alfonso XI, y según su libro de monteria de 1.341, solía cazar osos y otros animales. Iniciamos la ruta en subida a la salida, hasta alcanzar el Collado de la Pariera al pié del Cerro Carpintero, de 1269 metros, el paisaje es fantástico tendremos a nuestra izquierda la sierras de Las Acebadillas y Viejas, y entre robles, castaños y helechos de una altura poco común con un color de cobre exageradamente precioso llegaremos al Collado de los ajos, donde en bajada cruzamos un pequeño puente de madera que cruza el río Viejas en pleno Valle del mismo nombre, lugar ideal para descansar y reponer fuerzas, desde aquí y en ligera subida iremos viendo a nuestra derecha preciosas panorámicas del Pico Villuercas el más alto de los Montes de Toledo 1600 metros hasta alcanzar el Collado de las Arenas, 1274 metros, justo al lado de la antigua carretera que sube al pico y al antiguo destacamento militar de comunicaciones.
Las personas que lo deseen pueden visitar el Pozo de las Nieves, construido por los monjes del Monasterio de Guadalupe, desde aquí se divisan los valles del Ruecas y del Viejas, espectaculares vistas. Desde este collado el de Las Arenas solo queda bajar por senda bien marcada hasta la ermita del Humilladero , magnífico ejemplar de Mudéjar, lugar destinado para la parada de los peregrinos que venían del norte. En este punto 12,5 Km. se encontrará el autobús por si alguna persona quisiera abandonar la ruta, desde aquí y con Guadalupe a la vista paralela a la carretera sale un camino que entra en la localidad por el bonito barrio de San José Obrero, final de la ruta.
Guadalupe, como todos sabemos, goza de una gran oferta gastronómica, teniendo la oportunidad de degustar sus productos típicos, entre otros la famosas morcilla y la tapa de bacalao. También pueden sumarse acompañantes de los senderistas para pasar la mañana en Guadalupe y tras el final de la ruta tapear juntos. Posteriormente y ya en la parte turística, se puede visitar el Monasterio, y el famoso y vistoso Belén de Guadalupe, antes de regresar a Mérida.
Más información en la web del club
Fuente: Blog periódico Hoy.
sábado, 9 de noviembre de 2013
El vuelo del onocrótalo: Amanecer y atardecer en Berzocana.
El vuelo del onocrótalo: Amanecer y atardecer en Berzocana.: Amanecer en Berzocana. Atardecer en Berzocana. Postales de Las Villuercas (Extremadura)
viernes, 1 de noviembre de 2013
Octavo centerario de la Diócesis de Plasencia. Berzocana encrucijada histórica.
Juan José Pastor Serrano.
Cualquiera que conozca un poco la historia de Extremadura, sabrá que
sobre todo en sus serranías, pasos difíciles de atravesar, el paso de
los árabes estuvo más presidido por las colonias judías perfectamente
organizadas e implantadas, que por el esfuerzo de los árabes.
Esa falta de presencia árabe y la muy notable judía, hacen pensar que
los judíos negociaron con los árabes y consiguieron su inmunidad y las
de sus colonias ayudándoles, como buenos negociantes, para facilitar su
paso por estas tierras.
Pero a medida que los árabes se replegaban, cuando la Diócesis de
Plasencia o mejor la Ciudad de Plasencia se iba formando, la Orden
Militar del Temple es encargada de defender las serranías de Extremadura
para consolidar la conquista.
¿Y por qué aceptan los templarios el encargo? Todos sabemos que una
de las obsesiones de los templarios era el conocimiento de todas las
creencias y sabidurías antiguas y populares, y como gran parte de
Extremadura estaba dominada por los judíos, los templarios se pegan a
ellos con dos armas: la devoción a la Virgen y la Eucaristía y
acompañando a esos pilares, una estructura cerrada y perfectamente
organizada, tanto en ayuda a las comunidades bajo su amparo, como en la
ayuda a los caminantes, que en sus casas tenían un refugio y una
seguridad no fácil en estas sierras de las Villuercas, como lo demuestra
el castillo celta en la sierra de Berzocana y su plaza de armas de
Zaornedo, a unos cinco kilómetros de la villa, el paso y
atrincheramiento de Viriato en esta serranía y, modernamente, los maquis
que aquí tuvieron su feudo más de ocho años.
Por eso, al organizarse la Diócesis de plasencia, no figura entre sus
villas; ya no porque no fuera importante, sino porque aquí tenían los
templarios su casa principal y, perfectamente custodiada, la vía a
Toledo entonces capital de la Nación.
Es más, la Casa templaria de Berzocana extendía su influencia desde
Santa Cruz de la sierra con la ermita de la Coronada hasta Toledo, con
la ermita de la Concepción en Berzocana y hacia el Puerto de Miravete,
con su ermita de San Gregorio Nacianceno entre Retamosa y Cabañas.
A los Templarios les tocó en suerte la aparición de las reliquias de
San Fulgencio y Santa Florentina a unos trescientos metros de la
Villa de Berzocana.
A ellos les toca descubrir la casita donde estaba oculta la
Virgen junto al río Guadalupejo o Guadalupe, devoción entrañable para
ellos.
Como dijo Jesús, “por sus frutos los conoceréis”. En sus
parroquias hoy podemos contemplar cálices y copones iguales, cajas
portaviático y demás utensilios necesarios para una parroquia, lo mismo
que imágenes de la Virgen y coronas para ellas y todo con mayor
abundancia en Berzocana por ser su casa principal.
Pronto la fiesta de San Juan con sus flores o carbón en las ventanas
de las mozas y la pascua en la Mocara, dieron paso a otras nuevas.
La fiesta de la Inmaculada en la ermita intentó anular la
Mocara. Las fiestas de San Fulgencio, 16 de enero, irrumpió fuertemente
en este Villa, así como la fiesta de Santa Florentina, que fijaron el 14
de Marzo, y la fiesta de la aparición de las Reliquias el 26 de
octubre, asesorados por los templarios y por cierto que no se equivocar
en el nombre de la iglesia sevillana que San Isidoro hizo para recoger
de donde llegaron aquí, San Juan de la Palma y que hasta hace poco los
sevillanos no conocían, figurando en todos los textos de Berzocana.
Junto al Gualupejo los templarios tenían una casa de acogida y una
vaquería como entretenimiento de los que están allí destacados. Un día
pasó algo importante: un templario avisa a los de Berzocana que se han
encontrado una imagen de la Virgen. Desplazados al lugar constatan ser
verdad y se la traen a Berzocana hasta decidir qué hacer.
Pronto, junto a la casa en el lugar que se apareció, en un
emplazamiento adecuado comienza a hacerse una Ermita y se fija su fiesta
el 15 de Agosto. Casi quinientos años se celebró la fiesta en
Berzocana en ese día.
Al constituirse esta sierra coto nacional, por estar más cerca de
Toledo y para su servicio, se va formando una comunidad y va apareciendo
una casa para los reyes junto a la Ermita de la Virgen.
Poco a poco va apareciendo un pueblo potenciado por los reyes y va
habiendo la necesidad de que alguien se encargue de la virgen, por lo
que encargan la custodia de la Virgen a los jerónimos.
Berzocana se convierte en frontera y encrucijada entre Plasencia y
Toledo y entre los templarios y los jerónimos, amparados por los reyes.
Cuando Plasencia intenta dominar estas sierras, se encuentra con que
los templarios intentan hacer una Orden Monástica en esta Sierra y con
las apetencias de Toledo. Consiguen la villa de Berzocana y potencian
sus santos haciéndolos los patronos de la nueva Diócesis de Plasencia,
con lo que garantizaban la posesión dela Villa, garantizando, además, la
independencia de la nueva Orden comprometida a ayudarla, con la idea de
dominar toda la serranía; pero enterado Toledo de esas apetencias
exigen y acuerdan que la parte noreste de la Sierra sería de Toledo con
el apoyo de los reyes, y será Felipe II el que, al fallar que queden en
Berzocana las reliquias de los santos que Cartagena reclama, dota de
porta-reliquias adecuados para las reliquias de San Fulgencio y
Florentina de lo que estamos contentos y rubrica el pacto de hecho.
Pero para contrastar la influencia de la orden Monástica templaria,
Toledo cede a la nueva orden de los jerónimos la custodia de la virgen
con lo que ahora las hostigaciones vienen de parte de los Jerónimos.
Intentan anular a Berzocana, intentan llevarse las reliquias de los
santos de Berzocana, hasta que llega el P. Écija en su infortunada
Historia de la Invención de Santa Maria de Guadalupe, y llega a decir
que las reliquias de los Santos de Berzocana están en el altar mayor de
Guadalupe vertiendo opiniones mal intencionadas e inciertas.
Los jerónimos cambian la fiesta del 15 de Agosto para la virgen.
Esto hizo que Berzocana tuviera que reformar sus fiestas y al
quitarles la fiesta de la Virgen, montan una fiesta popular a sus santos
el último domingo de Agosto y los jerónimos potencian la fiesta de la
Virgen a primeros de Septiembre, aun hoy no perfectamente definida entre
el 6 y el 8 de Septiembre. Con lo que de nuevo Berzocana queda entre la
Orden Templaria y los jerónimos en Guadalupe, teniendo que replegarse
en si misma, hasta que por el pleito de Cartagena, Plasencia transforma
su iglesia en esplendida catedral y los obispos la visitaban y la
visitan, poco más se ha visto para potenciar y asentar, como bastión
religioso señero, en esta serranía a Berzocana.
Por todo ello, en estos momentos en que Berzocana se siente liberada
de presiones, es el momento de ordenar esta serranía sin desmembrarla
apoyando su unión y potenciando a Berzocana como sede de los Patronos y
punto estratégico para la Diócesis de Plasencia, también en el futuro.
Cuando veo en nuestra Iglesia las argollas de trono episcopal, me
pregunto: ¿Qué ha hecho la Diócesis de Plasencia para que, dentro de su
estructura, tenga la significación correspondiente el relicario de los
Patrono? Ni siquiera cabecera de arciprestazgo para que, por lo menos,
fuera conocida en la Diócesis por todos.
Se termina la abadía templaria, ¿hizo algo Plasencia para llenar ese hueco de riqueza espiritual?
Algo sí ha hecho con reiteración, exigir en todos los foros que
Guadalupe debe ser de Plasencia por estar en esa zona sus Patronos.
Si de poco tiempo a esta parte los obispos visitan Berzocana con mayor o menor acierto, ¿es esto todo lo que se puede hacer?
¿Qué pediría yo para esta zona entrañable de la Diócesis de plasencia?
1. Me da pena ver la casa parroquial, después de haber perdido más de
la mitad de su solar, que la obra está parada y no sabemos qué solución
tendrá. Creo que se está perdiendo de hacer una casa adecuada para la
sede de los Patronos.
2- No está bien que, cuando se hace un resumen de Extremadura, no se
vea nombre Berzocana, siendo relicario, con unas fiestas de interés
turístico en las de agosto, siendo una Real Villa que hunde sus raíces
en la prehistoria, con unos torques celtas encontrados aquí y que están
en el Museo Nacional y con una iglesia y órgano de primerísima
importancia. ¿No se podía rectificar ese desfase a nivel provincial y
regional?
3- Esta serranía tiene una personalidad propia que no se agota, ni siquiera empieza en Guadalupe.
Berzocana es la Primera por su historia y ser relicario de los
Patronos de la Diócesis. Guadalupe es nueva pero por tener la
Patrona de Extremadura es importante también.
Siete pueblos más con futuro: Garciaz, Cañamero, Logrosán, Deleitosa, Castañar de Ibor, Robledo-llano y Navezuelas.
Al desaparecer, Cabañas del Castillo y los restantes, más o menos con futuro.
Se puede decir que nadie hasta ahora se ha preocupado de que sea una
auténtica zona, con personalidad reconocida, sin poderse relacionar por
las pésimas carreteras, hasta los visitantes que quedan encantados de
esta zona se retraen de venir por las pésimas comunicaciones.
También podemos notar que siendo la primera zona de Extremadura con
un parque nacional, se vino abajo por falta de entradas adecuadas.
No quiero terminar sin decir, que a pesar de estos dos polos de
primer orden, la zona está poco desarrollada religiosamente y con
sentimiento de abandono religioso, sin sacerdotes estables y sin
coordinación en la zona.
Por eso yo he pedido, para cambiar esa mentalidad, crear en Berzocana
un párroco abad, o cosa parecida para que dos o tres sacerdotes con sus
colaboradores asistan adecuadamente a estas gentes, promuevan
comunidades integradas y que esta zona esté bien relacionada para
fomentar el asociacionismo, no sólo religioso, sino de todo orden, pues
lo está necesitando como el respirar.
A mi modesto entender, esto sería lo mejor para la Diócesis de
Plasencia en este Octavo Centenario y la redención de esta serranía de
cara a futuras generaciones, para bien de Extremadura y la Iglesia en
Extremadura.
FUENTES:
martes, 1 de octubre de 2013
FORO CABAÑAS DEL CASTILLO III
Caminos, correos y teléfonos (III)
(PARTE III DEL COMENTARIO “CAMINOS, CORREOS Y TELÉFONOS”).
estar en ese preciso instante en la central de teléfonos de su localidad a fin de celebrar la conferencia.
Al día siguiente la señora Z se encontraba en teléfonos un poco antes de la hora indicada, hora a la que también acudía al teléfono de Cabañas el señor X, y comenzaba la espera. Espera que sería exactamente igual de larga para ambos comunicantes, que podían sentarse en un banco de madera que a tal fin había en todos los locutorios telefónicos. Llegadas, digamos las doce horas y la central de zona no llamaba a Cabañas para establecer la solicitada comunicación, el señor X decía a la telefonista que qué ocurría, que no “sonaba el aparato”. Entonces la telefonista volvía a dar vueltas a la manivela y… “ ¡Logrosán!, tengo pendiente la conferencia de las 11’00 horas con Sabadell. ¿Cómo va?... ¡Ah, bueno!, pues hasta luego”. La telefonista colgaba el auricular, se daba la vuelta y comunicaba al señor X que su conferencia tenía una demora de unas dos horas. El señor X continuaba a la espera, pues si sólo eran dos horas ya había transcurrido una, así que no quedaba mucho… las 13’00 horas…. Las 13’30 y el señor X comenzaba a impacientarse. Nuevamente la telefonista llamaba a la central de zona: “ ¿Logrosán, cómo va mi conferencia?... Bien, bien, pues nada esperamos”.
Esta vez la telefonista comunicaba al señor X que en una media hora estaría todo listo, que había un poquito de demora más de lo normal pero que todo iba bien. ¡Coño!, pues media hora y si todo va bien esto está hecho, pensaba el señor que intentaba hablar con Sabadell. Las 14’00… “la cosa ya tenía que estar a punto”, pensaba el hombre…. ¡Rinnnng!, Rinnnng!, ¡Rinnnng!, ¡Rinnng!. “ ¡Cuatro llamadas, es para aquí!”, decía la telefonista un tanto eufórica a la vez que descolgaba la auricular. –“ ¡Dime Logrosán!… … … … ¡ah!, ya, sí, sí… bueno, pues ya se lo digo. Adiós”. La euforia se había ido y la mujer, con cara de circunstancias, comunicaba al señor X que la habían dicho que el tráfico estaba muy cargado y que no le podrían dar la conferencia antes de las 21’00 horas. Al Señor X, a pesar de ser un hombre paciente, se le escapaba alguna imprecación contra la Compañía Telefónica Nacional de España y la hora en que se llevó de Cabañas la centralita, a la vez que se iba a comer quedando en volver sobre las 20,00 horas, para ver qué pasaba. La telefonista, a la vez que soltaba el adiós de rigor, solía decir, haciéndose cargo de la situación, algo así como: “Lo siento mucho, pero ya ves aquí no tenemos la culpa, la cosa viene de fuera”… (No es necesario describir la situación de la Señora Z en Sabadell, por ser fácil de imaginar).
A las 20’00 horas, puntual como un clavo, el señor X estaba nuevamente junto al teléfono, esperando que sonara una hora después, pues sonaría. ¡Debía de sonar!. Desde las 11’00 de la mañana hasta las 21’00 horas, ya se habría “descargado el tráfico” y todo sería normal, al fin Sabadell estaba un poco retirado, casi al otro lado de España, pero tampoco estaba en el extranjero, así que a la hora que le habían indicado aquella caja de madera colgada en la pared sonaría… 21’15, silencio… 21’30… más silencio; el señor X volvía a impacientarse y la telefonista trataba de tranquilizarle diciéndole que tenía que estar a punto pues a las diez cerraban la central y ya quedaba poco, por lo que antes le darían la conferencia… 21’55… ¡Rinnnng!, Rinnnng!, ¡Rinnnng!, ¡Rinnng!. ¡Ya está aquí!, casi gritaban al mismo tiempo el señor X y la telefonista, quien descolgaba el auricular: ¡Dime Logrosán!, y se quedaba escuchando como una liebre. Esta vez ya no hablaba más, ni decía adiós a su compañera, sólo se daba la vuelta y con cara de penitente de Semana Santa soltaba al señor X: “La conferencia queda suspendida hasta mañana a las 12’00 horas aproximadamente. Ha habido una avería muy grande ahí por Guadalajara y hasta mañana no estarán reparadas las líneas y aunque estuvieran antes, ya sabes, a las veintidós se cierra el servicio”…. Solía seguir hablando pero el señor X ya no la oía, pues había salido por la puerta de la casa del teléfono bufando como un jabalí y esta vez ya no imprecaba contra nadie. Simplemente blasfemaba como un carretero, a la vez que prometía que el poste de teléfonos que habían puesto en su huerto cogería el hacha y se lo cargaría y así se lo hacía saber a la mujer cuando llegaba a casa con un cabreo como un genral, pero ésta le frenaba en seco. Le frenaba como sólo saben frenar las mujeres con esa inteligencia, intuición y mesura que la Naturaleza las ha dado: “Claro, te cargas el poste y ya me dirás cómo hablas con tú hermana. Y ya sabes que tienes un hijo en la mili, nada menos que en Ceuta, así que cuando quiera hablar contigo pues que pida permiso al sargento y venga andando a verte. Además acabarías detenido y lo peor es que tendríamos que pagar el poste y, ya me dirás cómo”….
Con esta serie de directos a la mandíbula el señor X quedaba KO. De inmediato se avenía a razones, bajaba la cabeza, cenaba sin decir ni pío, y al día siguiente a la hora indicada estaba sumisamente junto al teléfono. No relataremos las escenas del nuevo día que podían ser muy similares o idénticas al anterior ya descritas, pero valga decir que, con suerte, al caer la tarde, quizá a las 18’00 ó 20’00 horas conseguiría hablar con su hermana, la señora Z que vivía en Sabadell.
Indudablemente se ha reseñado un caso exagerado pero no extremo, que puede parecer un relato de ciencia ficción más que una realidad, pero ciertamente hubo casos más allá del expresado en el que establecer una conferencia se tardó dos o tres días, incluso algunas fueron anuladas por aburrimiento. No obstante debe decirse en honor a la verdad que el realizar una conferencia en estos tiempos solía tardar, por lo general varias horas, pero la mayoría se resolvían en el mismo día.
Quizá algún o algunos jóvenes lean este relato y como llevan un teléfono móvil en su bolsillo que, si es de última generación, sólo con decir en voz alta “señora Z” se establecería la conexión telefónica con Sabadell, les parezca que esto es algo impensable, un sistema que hacía a quienes le usábamos la vida imposible. No es así. En el fondo, a pesar de estas contrariedades, supuso para todos nosotros un avance en las comunicaciones importantísimo. Algo que nos permitía hablar en unas horas con nuestros familiares en Barcelona, Francia, Suiza, Alemania… etc., y eso era algo que no nos hacía la vida imposible, sino que nos hacía sentirnos felices, pues sólo unos meses atrás para comunicarnos con ellos teníamos que enviarles una carta y esperar la respuesta a veces quince días, a veces un mes, a veces la carta no llegaba nunca. Así que bienvenidos aquellos teléfonos que eran cajas de madera colgadas de las paredes pero que nos permitían oír a nuestros seres queridos estuvieran donde estuvieran.
¡Ah!, y esto no sólo sucedía en Cabañas, también en Solana, Retamosa, Roturas… y en cualquier pueblo de la geografía española, pues el sistema era el mismo, sólo que a unos les llegó antes que a otros. Los citados fueron de los últimos. Nada más.
En otra ocasión hablaremos de otros servicios, como la asistencia sanitaria, por ejemplo, que también tenía su encanto.
estar en ese preciso instante en la central de teléfonos de su localidad a fin de celebrar la conferencia.
Al día siguiente la señora Z se encontraba en teléfonos un poco antes de la hora indicada, hora a la que también acudía al teléfono de Cabañas el señor X, y comenzaba la espera. Espera que sería exactamente igual de larga para ambos comunicantes, que podían sentarse en un banco de madera que a tal fin había en todos los locutorios telefónicos. Llegadas, digamos las doce horas y la central de zona no llamaba a Cabañas para establecer la solicitada comunicación, el señor X decía a la telefonista que qué ocurría, que no “sonaba el aparato”. Entonces la telefonista volvía a dar vueltas a la manivela y… “ ¡Logrosán!, tengo pendiente la conferencia de las 11’00 horas con Sabadell. ¿Cómo va?... ¡Ah, bueno!, pues hasta luego”. La telefonista colgaba el auricular, se daba la vuelta y comunicaba al señor X que su conferencia tenía una demora de unas dos horas. El señor X continuaba a la espera, pues si sólo eran dos horas ya había transcurrido una, así que no quedaba mucho… las 13’00 horas…. Las 13’30 y el señor X comenzaba a impacientarse. Nuevamente la telefonista llamaba a la central de zona: “ ¿Logrosán, cómo va mi conferencia?... Bien, bien, pues nada esperamos”.
Esta vez la telefonista comunicaba al señor X que en una media hora estaría todo listo, que había un poquito de demora más de lo normal pero que todo iba bien. ¡Coño!, pues media hora y si todo va bien esto está hecho, pensaba el señor que intentaba hablar con Sabadell. Las 14’00… “la cosa ya tenía que estar a punto”, pensaba el hombre…. ¡Rinnnng!, Rinnnng!, ¡Rinnnng!, ¡Rinnng!. “ ¡Cuatro llamadas, es para aquí!”, decía la telefonista un tanto eufórica a la vez que descolgaba la auricular. –“ ¡Dime Logrosán!… … … … ¡ah!, ya, sí, sí… bueno, pues ya se lo digo. Adiós”. La euforia se había ido y la mujer, con cara de circunstancias, comunicaba al señor X que la habían dicho que el tráfico estaba muy cargado y que no le podrían dar la conferencia antes de las 21’00 horas. Al Señor X, a pesar de ser un hombre paciente, se le escapaba alguna imprecación contra la Compañía Telefónica Nacional de España y la hora en que se llevó de Cabañas la centralita, a la vez que se iba a comer quedando en volver sobre las 20,00 horas, para ver qué pasaba. La telefonista, a la vez que soltaba el adiós de rigor, solía decir, haciéndose cargo de la situación, algo así como: “Lo siento mucho, pero ya ves aquí no tenemos la culpa, la cosa viene de fuera”… (No es necesario describir la situación de la Señora Z en Sabadell, por ser fácil de imaginar).
A las 20’00 horas, puntual como un clavo, el señor X estaba nuevamente junto al teléfono, esperando que sonara una hora después, pues sonaría. ¡Debía de sonar!. Desde las 11’00 de la mañana hasta las 21’00 horas, ya se habría “descargado el tráfico” y todo sería normal, al fin Sabadell estaba un poco retirado, casi al otro lado de España, pero tampoco estaba en el extranjero, así que a la hora que le habían indicado aquella caja de madera colgada en la pared sonaría… 21’15, silencio… 21’30… más silencio; el señor X volvía a impacientarse y la telefonista trataba de tranquilizarle diciéndole que tenía que estar a punto pues a las diez cerraban la central y ya quedaba poco, por lo que antes le darían la conferencia… 21’55… ¡Rinnnng!, Rinnnng!, ¡Rinnnng!, ¡Rinnng!. ¡Ya está aquí!, casi gritaban al mismo tiempo el señor X y la telefonista, quien descolgaba el auricular: ¡Dime Logrosán!, y se quedaba escuchando como una liebre. Esta vez ya no hablaba más, ni decía adiós a su compañera, sólo se daba la vuelta y con cara de penitente de Semana Santa soltaba al señor X: “La conferencia queda suspendida hasta mañana a las 12’00 horas aproximadamente. Ha habido una avería muy grande ahí por Guadalajara y hasta mañana no estarán reparadas las líneas y aunque estuvieran antes, ya sabes, a las veintidós se cierra el servicio”…. Solía seguir hablando pero el señor X ya no la oía, pues había salido por la puerta de la casa del teléfono bufando como un jabalí y esta vez ya no imprecaba contra nadie. Simplemente blasfemaba como un carretero, a la vez que prometía que el poste de teléfonos que habían puesto en su huerto cogería el hacha y se lo cargaría y así se lo hacía saber a la mujer cuando llegaba a casa con un cabreo como un genral, pero ésta le frenaba en seco. Le frenaba como sólo saben frenar las mujeres con esa inteligencia, intuición y mesura que la Naturaleza las ha dado: “Claro, te cargas el poste y ya me dirás cómo hablas con tú hermana. Y ya sabes que tienes un hijo en la mili, nada menos que en Ceuta, así que cuando quiera hablar contigo pues que pida permiso al sargento y venga andando a verte. Además acabarías detenido y lo peor es que tendríamos que pagar el poste y, ya me dirás cómo”….
Con esta serie de directos a la mandíbula el señor X quedaba KO. De inmediato se avenía a razones, bajaba la cabeza, cenaba sin decir ni pío, y al día siguiente a la hora indicada estaba sumisamente junto al teléfono. No relataremos las escenas del nuevo día que podían ser muy similares o idénticas al anterior ya descritas, pero valga decir que, con suerte, al caer la tarde, quizá a las 18’00 ó 20’00 horas conseguiría hablar con su hermana, la señora Z que vivía en Sabadell.
Indudablemente se ha reseñado un caso exagerado pero no extremo, que puede parecer un relato de ciencia ficción más que una realidad, pero ciertamente hubo casos más allá del expresado en el que establecer una conferencia se tardó dos o tres días, incluso algunas fueron anuladas por aburrimiento. No obstante debe decirse en honor a la verdad que el realizar una conferencia en estos tiempos solía tardar, por lo general varias horas, pero la mayoría se resolvían en el mismo día.
Quizá algún o algunos jóvenes lean este relato y como llevan un teléfono móvil en su bolsillo que, si es de última generación, sólo con decir en voz alta “señora Z” se establecería la conexión telefónica con Sabadell, les parezca que esto es algo impensable, un sistema que hacía a quienes le usábamos la vida imposible. No es así. En el fondo, a pesar de estas contrariedades, supuso para todos nosotros un avance en las comunicaciones importantísimo. Algo que nos permitía hablar en unas horas con nuestros familiares en Barcelona, Francia, Suiza, Alemania… etc., y eso era algo que no nos hacía la vida imposible, sino que nos hacía sentirnos felices, pues sólo unos meses atrás para comunicarnos con ellos teníamos que enviarles una carta y esperar la respuesta a veces quince días, a veces un mes, a veces la carta no llegaba nunca. Así que bienvenidos aquellos teléfonos que eran cajas de madera colgadas de las paredes pero que nos permitían oír a nuestros seres queridos estuvieran donde estuvieran.
¡Ah!, y esto no sólo sucedía en Cabañas, también en Solana, Retamosa, Roturas… y en cualquier pueblo de la geografía española, pues el sistema era el mismo, sólo que a unos les llegó antes que a otros. Los citados fueron de los últimos. Nada más.
En otra ocasión hablaremos de otros servicios, como la asistencia sanitaria, por ejemplo, que también tenía su encanto.
Un monasterio, Guadalupe, y una abadía, Cabañas del Castillo, en los límites jurisdiccionales de la ciudad de Trujillo.
Alfonso x |
Ignacio Plaza Rodríguez
I. UN MONASTERIO, EL DE GUADALUPE
En terrenos de Talavera, que comenzó a llamarse de la Reina, por
haber concedido esta ciudad D. Alfonso XI, a su esposa Doña María de
Portugal, y que se extendía durante la Edad Media, lindero con la
jurisdicción de Trujillo, por oriente, hasta rebasar el río Guadiana. En
el año 1337, en la dehesa de Iván-Román, se va a fundar la Puebla de
Nuestra Señora Santa María de Guadalupe. Y es en el año de 1340, el 25
de diciembre, cuando Alfonso XI concede a los ganados de la Puebla el
que puedan pastar en terrenos de Talavera y de Trujillo. Privilegio que
trae problemas, por llegar a ser numerosos los ganados del Monasterio.
Durante el reinado de Alfonso XI, se aparece en las proximidades de
Guadalupe la imagen de la Virgen, y en la próxima Berzocana, las
reliquias de los santos Fulgencio y Florentina.
También durante el reinado de este gran rey, que muere cuando está en
el cerco de Gibraltar, se va a producir un hecho que va a alterar el
curso de la historia de Castilla.
Casado, como queda dicho, con Doña María de Portugal, y sin tener
descendencia la pareja real, conoce nuestro rey en Sevilla a una viuda
joven de diecinueve años, muy fijos-dalga y considerada “la mujer más
hermosa del reino”, es Doña Leonor de Guzmán. De los amores con esta
hermosa dama va a quedar larga descendencia, mientras que la pareja real
solo uno de los hijos habidos va a llegar a la mayoría de edad y a
reinar con el nombre de Pedro I.
De la descendencia con Doña Leonor mencionaremos tan solo a D.
Enrique, que reinará como II y se conocerá como el de las Mercedes, y al
segundo que llegó al Maestrazgo de Santiago a los siete años, teniendo
que vencer los dos inconvenientes; el de la edad y el de la bastardía.
Recordemos que aquella hermosa dama, la más hermosa del reino, va a
pasar por estas tierras extremeñas haciendo detención en Llerena, donde
se entrevista con D. Fadrique y continuando hasta Talavera, siempre en
poder de su enemiga Doña María y en el Alcázar de esta ciudad va a morir
a manos del criado de Doña María, Alfonso de Olmedo.
De D. Pedro I, con relación a Trujillo, sabemos que tuvo aquí el
Tesoro Real, en la fortaleza de nuestro castillo, bajo el control de su
tesorero, el judío Samuel Leví, que estaba considerado como uno de los
hombres más ricos de Castilla, que patrocinó la construcción de la
sinagoga del Tránsito, de Toledo, y a quien, para apoderarse de sus
riquezas, mandó asesinar el rey.
De D. Enrique II, el primero de la Casa de Trastámara, que se llamó
el de la Mercedes, tenemos aquí próxima la merced que hace de Cabañas
del Castillo y sus aldeas a D. García Álvarez de Toledo, al que hace
primer señor de Oropesa en atención a que estando D. Pedro defensor de
Toledo, la entrega sin luchas a la fuerza D. Enrique.
Y como ya existía una venta, de tiempos de Alfonso X el Sabio, de
Cabañas del Castillo a Trujillo, pero que por haberse reservado el rey
los diezmos de las iglesias de la abadía no ofrecían pingues beneficios,
la ciudad no había atendido y trajo luego multitud de pleitos, los que
terminaron en la Cancillería de Granada.
Del segundo Trastámara, D. Juan I relacionado con Guadalupe, vamos a
consignar que es el que manda a construir el Monasterio en virtud de las
pruebas milagrosas que se sucedían y de las numerosas peregrinaciones
que de Extremadura y otras regiones centrales del Reino se organizaban
para conocer a la Virgen.
Con este rey se separan las dos ramas de Trastámara, en sus hijos
Enrique que será III y D. Fernando que reinará en Aragón y se le
conocerá como el de Antequera. Concierta el matrimonio de Enrique con
Doña Catalina de Lancaster, heredera de la rama de D. Pedro I para
evitar pretensiones sucesorias al trono y toma parte en la batalla de
Aljubarrota contra los portugueses, donde los castellanos son derrotados
quedando entre los prisioneros el importante D. Pedro López de Ayala,
cronista de cuatro reyes y conocedor de cinco.
Gracias a aquella derrota existe en la Península una joya del gótico,
el Monasterio de Batalha que difícilmente puede olvidar el que lo
visita.
De D. Enrique, que con Doña Catalina de Lancaster son los primeros
que en España se van a llamar los Príncipes de Asturias, que ya tendrán
nuestros reyes en el futuro, no diremos más.
Y ahora es cuando cuadraría repetir aquellas coplas que se nos
quedaron en la memoria en nuestra juventud “¿qué se hizo el rey D. Juan?
los Infantes de Aragón ¿qué se hicieron?”.
Este niño de dos años, bajo la regencia de su tío D. Fernando y de su
madre Dª Catalina es el de las famosas coplas y que va a llenar la
mitad del siglo que comienza con su privado, D. Álvaro de Luna, que es
otro gran bastardo en el centro del poder que entra en la corte de manos
de D. Fernando de Aragón, que es luego el gran luchador contra sus
hijos, los Infantes de las coplas y que de ser todo lo más, de tener los
puestos de mando; condestable y demás beneficios, el de Maestre de
Santiago; de ser Duque de Trujillo y luchador con García Sánchez de
Quincoces en nuestra ciudad… De, en una palabra, poderlo todo, terminó
en el cadalso en la plaza de Valladolid.
Los descendientes de D. Álvaro estaban considerados hasta tiempos de
Felipe II, en que se les priva de los diezmos del mar, como las familias
más ricas de España.
El Gran Impotente D. Enrique IV dejó su impronta en tierras trujillanas y, al final, sus restos mortales en el Monasterio.
Hizo frecuentes visitas a Guadalupe, donde terminó por poner casa a
una de sus imposibles concubinas, a Doña Guiomar de Castro, hija natural
de D. Álvaro de Castro, Conde de Monsanto, llamada la “Lusitaneja”.
Se le murió su valido, D. Juan Pacheco, en la próxima Santa Cruz
de la Sierra, marchó a Madrid con la propuesta para el hijo, D. Diego,
en los puestos de relevancia del padre y le llegó la noticia del
apresamiento de su protegido por el Marqués de Osorno; el mismo noble
que el frente de Cambil (Jaén), escoltó a la reina portuguesa, madre de
Doña Juana hasta el frente, simulando un combate.
Nunca un trono pareció más tambaleante que este de Castilla durante el reinado de Enrique IV.
De una parte se atrevieron con él los portugueses con el pretexto de
unos esponsales y los aragoneses, que no habiéndolo conseguido por las
armas en tiempo de los Infantes, sobre todo de D. Juan, lo va a
conquistar ahora con la unión de su hijo Fernando con la legítima
heredera Isabel la Católica. Pero la historia, esa maestra de la vida,
lo tenía determinado de otra manera; que aquella joven de dieciocho años
que se une en matrimonio al príncipe de diecisiete, en Valladolid, en
la sala rica de D. Juan de Vivero, va a reunir en su persona toda la
voluntad, toda la fortaleza y toda la decisión y juicio que había
faltado en su hermano y en su padre.
Y como de esta reina, cualquier actividad, cualquier decisión, sería
suficiente para una y muchas historias, que ya están escritas, sólo
diremos de su primer viaje a tierras extremeñas, dando el rodeo para
llegar a Trujillo, de pasarse por Guadalupe, Puebla que visitaría,
después, muchas veces acompañada de su esposo.
Guadalupe, centro mariano de Extremadura; foco de la cultura medical; emporio de riqueza ganadera, pila bautismal de indios…
En este primer viaje de Isabel a Extremadura con la opinión en contra
del Consejo, habiendo firmado documentos en Madrid el día veinte de
abril acompañada de una pequeña corte y con cartas muy precisas a su
fiel Luis de Chaves para que conozca todos sus movimientos.
Aquel viaje de la reina Isabel la Católica, no lo hace acompañada de
su esposo, D. Fernando, quien se dirige a la Meseta Norte para tomar
posiciones aún en manos de los portugueses y sus aliados los nobles.
Conocemos la existencia de documentos firmados en Madrid, con fecha
veinte de abril de 1477, en los que el Consejo no era partidario del
viaje de la reina a tierras extremeñas, donde no existían plazas fuertes
y a la vez leales; que el rey toma Cantalapiedra el veintisiete de mayo
y que la reina, que ha optado por hacer el viaje a Extremadura,
viniendo primero a Guadalupe, desde donde organiza la entrega de
Trujillo, por la gestión de Gonzalo Baeza, su tesorero, ante el capitán
guardián de la fortaleza, Pedro de Baeza, se encuentra en Trujillo el
día catorce de ese mes de mayo.
La intervención personal de D. Diego López Pacheco, a quien ahora
interesa aproximarse al partido de la reina, hace que por fin el día
veinticuatro, Trujillo se encuentre en manos de Gonzalo de Ávila, señor
de Villatorre, a quien la reina ha designado para tenerla en nombre
de la Corona.
Durante estos días de continuos forcejeos, la reina aprovecha para
organizar la defensa del triángulo Trujillo-Cáceres-Badajoz, que confía
al clavero de Alcántara D. Alfonso de Monroy y al Conde de Feria, Gómez
Suárez de Figueroa.
Nos hubiese gustado relatar el viaje desde Guadalupe hasta Trujillo,
por las Villuercas, Berzocana, Aldeacentenera; pero la primura impide
este regodeo.
Existían problemas en Cáceres entre las familias más importantes
sobre la regiduría de la ciudad. Doña Isabel, que en los días finales de
junio se encuentra en la capital, soluciona estas intrigas y manda
desmochar las fortalezas para evitar la aparición de nuevos focos de
resistencia. Y según las crónicas, marcha sola, hacia Andalucía,
haciendo su entrada en Sevilla el día veinticuatro de julio.
La gente de Guadalupe, de Trujillo, de Cáceres, en una palabra, de
Extremadura, de estas tierras de más acá del río Duero, han sentido la
presencia de una reina joven, de unos rasgos no definidamente españoles;
su faz rubicunda, su cara bolluda, su cabello que tira taheño, no
representa el tipo netamente hispano; pero, su decisión, su juventud
(tiene ahora la reina veintiséis años), han impresionado al auditorio. Y
es que la reina sabía poner mucha teatralidad a sus actos, ya lo tenía
demostrado.
II. CABAÑAS DEL CASTILLO.
Los límites asignados a la ciudad de Trujillo en su jurisdicción tienen por esta parte norte las aguas del río Almonte.
Leemos que Cabañas del Castillo está entre los ríos Almonte e Ibor,
cosa no cierta. Cabañas está más al sur del río Almonte, entre éste y el
río Berzocana, en una derivación de las Villuercas, y en esa
prolongación de monte nace la garganta de Santa Lucía, que es de donde
se surte de agua la ciudad de Trujillo.
Durante los tiempos de la Reconquista, Cabañas fue castillo
importante y en su fortaleza se refugiaban las gentes de labraban las
tierras cercanas o cuidaban allí sus ganados. Pertenecía esta fortaleza
a la Orden de Calatrava y de dicha orden militar pasó a la Corona.
Finalizada la lucha con los árabes, aquellas gentes, bastante
numerosas, fundan en terrenos más abajo del Almonte la aldea de Solana,
justamente en el cruce del río Berzocana y pasado el río Almonte; en su
nacimiento, Navezullas; junto al río Roturas y más abajo, cuando ya el
Almonte ha recibido el Berzocana, el Valbellidos y el Garciaz, Retamosa.
Y más al norte, junto al Ibor se reparte con Deleitosa, la campana de
Robledollano. Esta era la situación y estos citados pueblos, van a
formar una abadía famosa, la Abadía de Cabañas del Castillo.
Alfonso X, vende Cabañas y sus aldeas a la ciudad de Trujillo, pero
se reserva el patronazgo de las iglesias, y manda, además –en esto se
parece a la ReinaCatólica- que desmochen la fortaleza. Si tenemos en
cuenta que la mayor riqueza de aquellas aldeas sería sin duda los
diezmos, Trujillo no consideró buena compra la de Cabañas y dejó pasar
sin interesarse por aquel territorio.
He hablada en la primera parte de una merced de D. Enrique II, y es esta de Cabañas.
En las luchas entre D. Pedro y D. Enrique, tiene confiada la ciudad
de Toledo, D. Pedro a D. García Álvarez de Toledo y a su hijo Alfonso,
e, incluso, a su hija que va a casarse con el príncipe de Portugal.
Llegadas las tropas de D. Enrique a Toledo, la ciudad se entrega sin
resistencias (la entrega D. García) y esta acción es la que va a premiar
D. Enrique, haciendo D. García Álvarez, Señor de Oropesa y de
Valdecorneja y concediéndole la Abadía de Cabañas.
Si estando en el actual Aldeacentenera, terrenos de Trujillo en la
fecha a que vamos a referirnos, bajamos hasta el río Almonte, nos admira
la profunda hondonada por donde corre la corriente del escaso, de
ordinario, río.
Bajamos por terreno de encinar que se prolonga hasta los llamados
riberos; pero más allá de la corriente es otra la vegetación, ahora de
retamas (Retamosa, tierra de retamas) y algún acebuche, como si una
falla tectónica fuera el cauce profundo.
Los señores de Oropesa eran ganaderos importantes en tiempos de la
Mesta y sus ganados, más los de los Condes de Deleitosa y los del
Monasterio, tendrían, en fechas de avenidas, imposibilidad de pasar este
río.
Y es debido a estas circunstancias, por lo que el último Señor de
Oropesa, de acuerdo con el Concejo de Trujillo, construye, a sus
expensas, “una puente”, la más importante de los tiempos medievales,
toda ella de pizarra y argamasa, con unos cien metros de superficie,
superior, con tres aliviaderos (dos de ellos en la parte de Trujillo y
uno en la de Retamosa) y cinco grandiosos ojos, cuatro en arcos de medio
punto y uno casi de perfecta ojiva. Existe una inscripción sobre uno de
los pilares fechada en 1797, que dice de un arreglo.
Los tajamares, dos de ellos perfectos (los del primer arco de la
parte de Trujillo o ribera izquierda) indican que por aquí, hace de
quinientos años, discurría el río. Los restantes tajamares, alguno
adosado y semicircular, son los que resisten ahora la corriente y uno de
los pilares está tan derruido en su base que, de no acudir pronto,
desaparecerá esta grandiosa obra tan desconocida.
Hemos tenido la suerte de encontrar el acta que dice de la construcción de este puente, que aquí es “la Puente del Conde”, dice:
“En el año 1460, a toque de campana se reunió el Concejo de
Trujillo, en la Iglesia de Santiago, concurren: por el rey (Enrique IV)
como notario público, Martín Alfón Pizarro; como escribano, por el prior
y fraile de Guadalupe, Manuel García; y estuvieron presentes los
honrados caballeros Diego de Carvajal, Diego Pizarro, Juan Hinojosa,
Fernando Caldero; en calidad de regidores actuaron Luis Chaves, Sancho
Paredes, Diego Hinojosa, Juan Corajo, el bachiller Juan Rodríguez de
Almazán y Pedro Alfón de Orellana.
Y, en nombre del Señor de Oropesa, el vecino de Cabañas, Diego Fernández Usasa”.
Que la puente se llame del Conde, encierra un error, toda vez que en
el año 1460, que es el del acuerdo entre Trujillo y Cabañas del
Castillo, D. Fernando Álvarez de Toledo sólo es Señor (el señorío que
vimos concedió D. Enrique II) y es en el año 1477, en la ciudad de
Sevilla, donde el día tres de agosto los Reyes Católicos, tenida cuenta
de la lealtad de los señores Álvarez de Toledo, durante las guerras
contra Alfonso V de Portugal, conceden el título de Conde al hijo del
anterior citado, que tiene el mismo nombre y que viene a ser V. Señor y
primer conde. Doña Leonor de Guzmán y Zúñiga era la madre del primer
conde.
Las estipulaciones de la construcción de la puente son:
1. Que la ribera izquierda del río continuará siendo de la ciudad de
Trujillo y, por consiguiente, quedan suyas, por siempre jamás, la
tierra, hierbas, abrevaderos, pesca y madera de la citada margen.
2. Que Trujillo y su tierra tendría paso franco por la puente, tanto
las personas como los ganados, sin que jamás tuvieran que pagar portazgo
ni tributo alguno.
3. Que D. Fernando no podría construir torres ni fortalezas en los
extremos de la puente, ni tampoco sus sucesores ni herederos,
incurriendo, si así lo hacían, en la pena de 10.000 doblas de oro, que
cobraría la ciudad de Trujillo.
Con posterioridad, los señores y condes de Oropesa, llegaron a un
acuerdo con el Honrado Concejo de la Mesta, por el que se dice cobrarían
dos cabezas por cada mil de cabrío o lanar que lo pasasen; con todas a
la entrada o a la salida.
La importancia de esta Abadía de Cabañas nos la indica el que el rey
de Portugal, D. Felipe II, hace oferta de ella a un sucesor de los
Álvarez de Toledo, religioso, con la consignación de 2.000 ducados de
beneficio.
Estas tierras de Cabañas y Deleitosa, que no siempre estuvieron muy
de acuerdo (en las guerras contra Portugal, Deleitosa estuvo algún
tiempo con los partidarios de Doña Juana), terminaron por estar unidas
mediante enlaces matrimoniales; siendo unas veces de la Casa de Alba y
otras de la de Frías (recuérdese que el primer Duque de Frías fue
Fernando de Velasco, condestable y casado con la hijas bastarda de D.
Fernando el Católico, Doña Juana de Aragón, hija de Doña Juana Nicolau).
sábado, 14 de septiembre de 2013
Cafetería Camelot: Ruta a la villuerca y bajada por la catolica
Cafetería Camelot: Ruta a la villuerca y bajada por la catolica: Ruta recomendada para relizar con bici btt con exigencia fisica bastante buena. Se puede hacer en coche o moto pero nos perderemos los tram...
martes, 3 de septiembre de 2013
FORO DE CABAÑAS DEL CASTILLO II
Caminos, correos y teléfonos (II)
(PARTE II DEL COMENTARIO “CAMINOS, CORREOS Y TELÉFONOS”).
Juntas, el de Las Corchas, el de La Vega y el del puente de El Conde, todos ellos en ruinas. Es indudable que nuestros antepasados aprovechaban al máximo la energía de la que disponían.
Estas comunicaciones terrestres fueron las únicas que unieron a Cabañas con sus alrededores desde su fundación poco después de la mitad de la Edad Media –entre los años 1100 y 1200-. (Debe entenderse al decir fundación el momento en que pasa a manos de los españoles, o cristianos si así se quiere expresar, pues es indudable que debió existir desde bastante tiempo antes al abrigo del castillo árabe, como mínimo desde que éste comenzó a construirse, y bajo la dominación de éstos), permaneciendo las mismas en el estado reflejado durante toda la Edad Moderna hasta el primer tercio del siglo pasado, -unos 700/800 años-, en que se construyó el primer camino vecinal que partiendo de Berzocana pasaba por Solana y transcurría por debajo de Cabañas, a un kilómetro aproximadamente, terminando en la dehesa de San Gregorio, unos dos kilómetros más adelante, junto a la ermita del mismo nombre, el que recibe del patrón del pueblo al que cobija en su interior.
Esta estrecha y deficiente carretera sólo resultaba útil para dirigirse hacia Solana, el resto de las comunicaciones siguieron igual hasta que al final de los años cincuenta se prolongó este camino vecinal hasta Retamosa, del cual, pasado el río Almonte, por su derecha salia el que uniría a Roturas y Navezuelas. Todos ellos de tierra y piedra no fueron asfaltados hasta bien entrados los años setenta, en que también se construyó un ramal que subió hasta la misma población de Cabañas a través de una calle que sólo era camino de herradura. Ello supuso que, al fin, pudieran los vehículos subir hasta la misma población, pues anteriormente ese kilómetro que había hasta llegar al camino vecinal (actualmente es el que une el Puerto de Miravete, o sea los túneles de la Autovía de Extremadura, con Cañamero y precisamente en estas fechas se está terminando su mejora de trazado y asfaltado), era problemático ante casos de urgencia. Como ejemplo se señala que durante los años sesenta se presentaron en Cabañas un caso de peritonitis y otro de apendicitis; dado que ambas personas que lo sufrían debían ser intervenidas quirúrgicamente, los vecinos se vieron obligados a transportarlos en una talanquera de madera de las utilizadas para hacer el vallado donde duermen ovejas y/o cabras, colocando sobre la misma un colchón y usándola a guisa de camilla. Una vez en el camino vecinal pudieron ser transportados en un vehículo hasta la Residencia Sanitaria –hoy Hospital San Pedro de Alcántara- de Cáceres, donde fueron intervenidos y, afortunadamente a pesar de las penalidades y tardanza del traslado, salvados. Uno de ellos terminó en la Guardia Civil y el otro en la Policía Nacional, quien sabe si en estas vivencias propias bajo condiciones tan difíciles, sus subconscientes captaron lo importante, y a veces trascendental, que es la ayuda entre las personas, y por eso eligieron profesiones de ayuda y servicio a la sociedad.
Por otro lado, una vez construida la red de carreteras con categoría de caminos vecinales, o sea la carretera más estrecha, -4 mts.-, que existen como tal en España, el autobús o coche de línea más próximo a Cabañas llegaba sólo hasta Retamosa, lugar al que había que ir y regresar andando para utilizarlo, o sea unos cinco kilómetros a través de riberos de jarales y caminos llenos de polvo o barro para tomar el autobús, y ello en invierno y en verano, de día y de noche, con frío y con calor. También tenían que desplazarse hasta Retamosa para el mismo fin los habitantes de Roturas. Los de Solana solían hacerlo a Berzocana, por cuestión de proximidad, no obstante había 7 kilómetros de distancia. Al día de hoy no es imaginable que estas situaciones puedan darse en ningún lugar de una nación desarrollada, pero lo cierto es que en Cabañas terminó hace muy escasos años –exactamente en la década pasada-, al circular diariamente un coche de línea por el mismo pueblo.
Hasta el año 1958, tal vez 1959, la única forma que tenían los habitantes de Cabañas del Castillo de transmitir o recibir noticias a distancia era a través del servicio de Correos. Todas las mañanas salía un correo-cartero, pues además de transportar la correspondencia también la repartía por los pueblos a sus destinatarios, -el tío Atilano, al que ya se ha referenciado en otros comentarios-, en burro o mulo hacia Retamosa, donde entregaba y recogía la correspondencia en su enlace con el coche de línea, el que la llevaba hasta Navalmoral de la Mata. Acto seguido se dirigía a Roturas y al caer la tarde regresaba a Cabañas, para repetir al día siguiente el mismo recorrido. También todas las mañanas salía otro correo-cartero desde Cabañas que pasaba por Solana y llegaba hasta Berzocana, donde enlazaba con el que hacía el servicio hasta Logrosán. Este correo si un día se hizo sobre caballería, desde la primera mitad del siglo pasado se hizo, primero en bicicleta, luego en motocicleta y por último en turismo, pues era un correo de enlace motorizado, que se llamaba, por lo que Correos subvencionaba la utilización de los vehículos. Regresaba hacia el mediodía a Cabañas para repetir diariamente el mismo recorrido.
A partir de los años citados al comienzo del párrafo anterior, la Compañía Telefónica Nacional de España, hoy Telefónica, tendió sus líneas por los pueblos más pequeños de Las Villuercas que aún no lo tenían, colocando en Cabañas como cabeza de municipio una centralita en el edificio que había albergado la antigua escuela, la cual estaba atendida por una familia formada por un matrimonio y sus tres hijos. Poco después de instalarla la Telefónica decidió trasladarla a Retamosa por haber un número más elevado de usuarios del servicio y dejar en Cabañas un teléfono. Los vecinos de Cabañas trataron de oponerse pero Telefónica recurrió a la Guardia Civil y, ante la presencia de una pareja, los operarios hicieron su trabajo sin problema alguno, dejando en Cabañas un solo teléfono, desde el que sus habitantes podían hablar y recibir llamadas, siempre a través del correspondiente “Aviso de Conferencia”. Es de suponer que haya muchas personas que sepan lo que era un “Aviso de Conferencia”, no así las más jóvenes, incluso muchas de mediana edad, por tanto se dirá en qué consistía, solamente para establecer la diferencia que había entre las comunicaciones telefónicas a través de aquellos sistemas y lo que es hoy hacer la misma operación a través del móvil que todos llevamos en el bolsillo.
Dado que las explicaciones técnicas se entienden peor que un simple ejemplo utilizaremos éste para mejor comprensión: Supongamos que el señor X, de Cabañas, quería hablar con la señora Z que estaba viviendo en Sabadell, Barcelona. Llegado el señor X al teléfono decía a la telefonista que deseaba poner un “Aviso de Conferencia” con Sabadell, para el día siguiente; por ejemplo a las 11’00 horas, facilitando acto seguido el nombre y dirección de la señora Z. A continuación la telefonista descolgaba el auricular presionando la horquilla de sujetarla con los dedos, de aquella especie de caja pegada a la pared con dos enormes campanas de timbres en la parte superior y comenzaba a girar una pequeña manivela para llamar a la central de zona, en este caso puede –casi con total seguridad- que fuera Logrosán, y lo hacía con un determinado número de llamadas para lo que paraba de vez en cuando de forma rítmica la manivela, pues había un código convenido. Por ejemplo: una llamada continua era para Retamosa, dos llamadas seguidas para Berzocana, tres llamadas consecutivas para la central de Logrosán, y para usted de contar porque no había más códigos ni posibilidades de otras comunicaciones desde aquel teléfono. Una vez que Logrosán contestaba, que solía hacerlo si la línea estaba bien y no había otros problemas técnicos, participaba a la telefonista de esta población que quería un “Aviso de Conferencia” para Sabadell para el día siguiente a las 11’00 horas, por lo que la telefonista de la central de zona tomaba los datos, quien a su vez transmitía la petición a la central provincial, en Cáceres, telefonistas que a su vez lo transmitían a Madrid, desde aquí a Barcelona y las telefonistas de esta capital lo participaban a Sabadell. Recibida la petición en el teléfono de Sabadell se escribían los datos de la señora Z, en especial su dirección, en un formato al efecto –eran de color amarillo-, y se llevaba en mano al interesado, o sea la señora Z. Una vez leído por ésta se enteraba que el señor X, de Cabañas, quería hablar con ella por teléfono al día siguiente a las 11’00 horas, por lo que ella debería..
Juntas, el de Las Corchas, el de La Vega y el del puente de El Conde, todos ellos en ruinas. Es indudable que nuestros antepasados aprovechaban al máximo la energía de la que disponían.
Estas comunicaciones terrestres fueron las únicas que unieron a Cabañas con sus alrededores desde su fundación poco después de la mitad de la Edad Media –entre los años 1100 y 1200-. (Debe entenderse al decir fundación el momento en que pasa a manos de los españoles, o cristianos si así se quiere expresar, pues es indudable que debió existir desde bastante tiempo antes al abrigo del castillo árabe, como mínimo desde que éste comenzó a construirse, y bajo la dominación de éstos), permaneciendo las mismas en el estado reflejado durante toda la Edad Moderna hasta el primer tercio del siglo pasado, -unos 700/800 años-, en que se construyó el primer camino vecinal que partiendo de Berzocana pasaba por Solana y transcurría por debajo de Cabañas, a un kilómetro aproximadamente, terminando en la dehesa de San Gregorio, unos dos kilómetros más adelante, junto a la ermita del mismo nombre, el que recibe del patrón del pueblo al que cobija en su interior.
Esta estrecha y deficiente carretera sólo resultaba útil para dirigirse hacia Solana, el resto de las comunicaciones siguieron igual hasta que al final de los años cincuenta se prolongó este camino vecinal hasta Retamosa, del cual, pasado el río Almonte, por su derecha salia el que uniría a Roturas y Navezuelas. Todos ellos de tierra y piedra no fueron asfaltados hasta bien entrados los años setenta, en que también se construyó un ramal que subió hasta la misma población de Cabañas a través de una calle que sólo era camino de herradura. Ello supuso que, al fin, pudieran los vehículos subir hasta la misma población, pues anteriormente ese kilómetro que había hasta llegar al camino vecinal (actualmente es el que une el Puerto de Miravete, o sea los túneles de la Autovía de Extremadura, con Cañamero y precisamente en estas fechas se está terminando su mejora de trazado y asfaltado), era problemático ante casos de urgencia. Como ejemplo se señala que durante los años sesenta se presentaron en Cabañas un caso de peritonitis y otro de apendicitis; dado que ambas personas que lo sufrían debían ser intervenidas quirúrgicamente, los vecinos se vieron obligados a transportarlos en una talanquera de madera de las utilizadas para hacer el vallado donde duermen ovejas y/o cabras, colocando sobre la misma un colchón y usándola a guisa de camilla. Una vez en el camino vecinal pudieron ser transportados en un vehículo hasta la Residencia Sanitaria –hoy Hospital San Pedro de Alcántara- de Cáceres, donde fueron intervenidos y, afortunadamente a pesar de las penalidades y tardanza del traslado, salvados. Uno de ellos terminó en la Guardia Civil y el otro en la Policía Nacional, quien sabe si en estas vivencias propias bajo condiciones tan difíciles, sus subconscientes captaron lo importante, y a veces trascendental, que es la ayuda entre las personas, y por eso eligieron profesiones de ayuda y servicio a la sociedad.
Por otro lado, una vez construida la red de carreteras con categoría de caminos vecinales, o sea la carretera más estrecha, -4 mts.-, que existen como tal en España, el autobús o coche de línea más próximo a Cabañas llegaba sólo hasta Retamosa, lugar al que había que ir y regresar andando para utilizarlo, o sea unos cinco kilómetros a través de riberos de jarales y caminos llenos de polvo o barro para tomar el autobús, y ello en invierno y en verano, de día y de noche, con frío y con calor. También tenían que desplazarse hasta Retamosa para el mismo fin los habitantes de Roturas. Los de Solana solían hacerlo a Berzocana, por cuestión de proximidad, no obstante había 7 kilómetros de distancia. Al día de hoy no es imaginable que estas situaciones puedan darse en ningún lugar de una nación desarrollada, pero lo cierto es que en Cabañas terminó hace muy escasos años –exactamente en la década pasada-, al circular diariamente un coche de línea por el mismo pueblo.
Hasta el año 1958, tal vez 1959, la única forma que tenían los habitantes de Cabañas del Castillo de transmitir o recibir noticias a distancia era a través del servicio de Correos. Todas las mañanas salía un correo-cartero, pues además de transportar la correspondencia también la repartía por los pueblos a sus destinatarios, -el tío Atilano, al que ya se ha referenciado en otros comentarios-, en burro o mulo hacia Retamosa, donde entregaba y recogía la correspondencia en su enlace con el coche de línea, el que la llevaba hasta Navalmoral de la Mata. Acto seguido se dirigía a Roturas y al caer la tarde regresaba a Cabañas, para repetir al día siguiente el mismo recorrido. También todas las mañanas salía otro correo-cartero desde Cabañas que pasaba por Solana y llegaba hasta Berzocana, donde enlazaba con el que hacía el servicio hasta Logrosán. Este correo si un día se hizo sobre caballería, desde la primera mitad del siglo pasado se hizo, primero en bicicleta, luego en motocicleta y por último en turismo, pues era un correo de enlace motorizado, que se llamaba, por lo que Correos subvencionaba la utilización de los vehículos. Regresaba hacia el mediodía a Cabañas para repetir diariamente el mismo recorrido.
A partir de los años citados al comienzo del párrafo anterior, la Compañía Telefónica Nacional de España, hoy Telefónica, tendió sus líneas por los pueblos más pequeños de Las Villuercas que aún no lo tenían, colocando en Cabañas como cabeza de municipio una centralita en el edificio que había albergado la antigua escuela, la cual estaba atendida por una familia formada por un matrimonio y sus tres hijos. Poco después de instalarla la Telefónica decidió trasladarla a Retamosa por haber un número más elevado de usuarios del servicio y dejar en Cabañas un teléfono. Los vecinos de Cabañas trataron de oponerse pero Telefónica recurrió a la Guardia Civil y, ante la presencia de una pareja, los operarios hicieron su trabajo sin problema alguno, dejando en Cabañas un solo teléfono, desde el que sus habitantes podían hablar y recibir llamadas, siempre a través del correspondiente “Aviso de Conferencia”. Es de suponer que haya muchas personas que sepan lo que era un “Aviso de Conferencia”, no así las más jóvenes, incluso muchas de mediana edad, por tanto se dirá en qué consistía, solamente para establecer la diferencia que había entre las comunicaciones telefónicas a través de aquellos sistemas y lo que es hoy hacer la misma operación a través del móvil que todos llevamos en el bolsillo.
Dado que las explicaciones técnicas se entienden peor que un simple ejemplo utilizaremos éste para mejor comprensión: Supongamos que el señor X, de Cabañas, quería hablar con la señora Z que estaba viviendo en Sabadell, Barcelona. Llegado el señor X al teléfono decía a la telefonista que deseaba poner un “Aviso de Conferencia” con Sabadell, para el día siguiente; por ejemplo a las 11’00 horas, facilitando acto seguido el nombre y dirección de la señora Z. A continuación la telefonista descolgaba el auricular presionando la horquilla de sujetarla con los dedos, de aquella especie de caja pegada a la pared con dos enormes campanas de timbres en la parte superior y comenzaba a girar una pequeña manivela para llamar a la central de zona, en este caso puede –casi con total seguridad- que fuera Logrosán, y lo hacía con un determinado número de llamadas para lo que paraba de vez en cuando de forma rítmica la manivela, pues había un código convenido. Por ejemplo: una llamada continua era para Retamosa, dos llamadas seguidas para Berzocana, tres llamadas consecutivas para la central de Logrosán, y para usted de contar porque no había más códigos ni posibilidades de otras comunicaciones desde aquel teléfono. Una vez que Logrosán contestaba, que solía hacerlo si la línea estaba bien y no había otros problemas técnicos, participaba a la telefonista de esta población que quería un “Aviso de Conferencia” para Sabadell para el día siguiente a las 11’00 horas, por lo que la telefonista de la central de zona tomaba los datos, quien a su vez transmitía la petición a la central provincial, en Cáceres, telefonistas que a su vez lo transmitían a Madrid, desde aquí a Barcelona y las telefonistas de esta capital lo participaban a Sabadell. Recibida la petición en el teléfono de Sabadell se escribían los datos de la señora Z, en especial su dirección, en un formato al efecto –eran de color amarillo-, y se llevaba en mano al interesado, o sea la señora Z. Una vez leído por ésta se enteraba que el señor X, de Cabañas, quería hablar con ella por teléfono al día siguiente a las 11’00 horas, por lo que ella debería..
FUENTE:FORO DE CABAÑAS DEL CASTILLO
sábado, 24 de agosto de 2013
viernes, 2 de agosto de 2013
Comunidad judía de Guadalupe.
Al sureste de la provincia de Cáceres, sobre la falda de la Sierra de
Altamira y en un profundo valle de la comarca de Las Villuercas, se
sitúa La Puebla de Guadalupe. Desde las torres y almenas de su
monasterio podemos disfrutar de este pueblo serrano y de su paisaje
colorista. La presencia de los judíos en Guadalupe, se remonta a los
primeros años del siglo XIV, cuya comunidad forma un pequeño núcleo de
población en torno a La Puebla. Los conflictos de 1391 y de 1476 marcan
el declive del judaísmo guadalupense con la conversión de numerosas
familias al cristianismo. Judíos y conversos tienen una destacada
participación e influencia en la economía y sociedad civil en la época,
que se desarrolla en medio de un tenso clima de hostilidades. Hacia los
años de 1480 la población de Guadalupe, tanto comercial como industrial
estaba constituida en su mayoría por judíos los cuales eran pudientes e
influyentes, incluso durante el priorato de fray Juan de Guadalupe
(23.9.1469 a 1475) llegaron a ser prestamistas del mismo monasterio.
Influían en el partido de la Beltraneja, siendo el partido Isabelino, en
el que militaban los cristianos viejos, que eran los genuinamente
nacionales. El Monasterio a través de fray Rodrigo de Salamanca, fray
Alonso de la Rambla, fray Juan de Avilés y sobre todo, la de fray Diego
de Marchena favorecía a judíos y conversos. Por ello se nombro al P.
Arévalo Inquisidor de Guadalupe, junto con el Dr. D. Francisco Sánchez
de la Fuente, Provisor de Zamora y D. Pedro Sánchez de la Calancha, los
cuales llegaron a Guadalupe en diciembre de 1484, instruyendo varios
procesos, entre ellos el seguido contra fray Diego de Marchena, quemado
vivo el día 2 de agosto en medio de la plaza, con asistencia de todo el
convento, previa degradación sacerdotal. Después de varios procesos y
ejecuciones, el 3 de diciembre de 1485 salían de Guadalupe los
inquisidores, no sin antes haber publicado un decreto, por el que eran
expulsados de la Puebla doscientos confesos. Los frailes rechazaron al
principio los bienes confiscados a los judíos ofrecidos por los reyes
católicos, pero al final los aceptaron, empleándolos en la obra del
Palacio u Hospedería Real, levantado al suroeste del monasterio, obra
comenzada en 1487 bajo planos y dirección del maestro Juan Guas, y
terminada en 1492, habiéndose gastado la cantidad de 2.073.733 maraveds,
de los cuales 1.450.233 eran de los confiscados a los judaizantes. A
principios del siglo XV la detención de un cristiano en Guadalupe, que
había asesinado a un judío fuera de La Puebla, en tierras de Oropesa,
fue causa de disturbios y de cierta revuelta antisemita. En 1485 el
número aproximado de conversos era de 230 familias (el 19% de la
población) que por judaizantes, recibieron la pena del destierro, en el
proceso inquisitorial celebrado en Guadalupe. No tuvo judería
propiamente dicha con sinagoga y separación total de los cristianos.
Existen algunos vestigios de una comunidad menor, pequeña, en la calle
Veneno, actualmente Choro Gordo, en la que vivían algunas familias
judías y después conversas. En el Monasterio de Guadalupe, en la capilla
de Santa Ana, existe un cristo de la Colada, que según cuenta la
leyenda o fábula a finales de 1577 mientras Felipe II se entrevistó en
dicha localidad con el rey de Portugal, un judeo converso, mesonero de
profesión, torturó a un cristo de madera y lo escondió en un cesto de la
colada. La efigie maltratada destiló un reguero sanguinolento
que descubrieron miembros del ejército real que estaban comiendo en el
mesón. La familia del profanador se dio a la fuga y los valerosos
soldados de la cristiandad depositaron la imagen ultrajada en dicha
capilla.
Fuente: Centro de Documentación y Estudios Moisés de León.
jueves, 1 de agosto de 2013
FORO CABAÑAS DEL CASTILLO
(PARTE I DEL COMENTARIO “CAMINOS, CORREOS Y TELÉFONOS”).
Corrían los primeros años de la segunda mitad del siglo XIII cuando Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio, vendió Cabañas a Trujillo con la condición de que el castillo fuera derribado y conservar el patronazgo de las iglesias, las cuales constituían la Real Abadía de Cabañas del Castillo. Por ello era obligado que las vías de comunicación entre unas y otras poblaciones pasaran, o partieran que a la sazón viene a ser lo mismo, por la sede de la abadía. Sabido es que las iglesias a que nos referimos no eran otras que las Solana, Retamosa, Navezuelas, Roturas, Torrejón (ya desaparecido) y la mitad de Robledollano.
Entre unas y otras poblaciones discurren los ríos Almonte y la Garganta de Santa Lucía, quedando al lado Este de estas corrientes de agua Cabañas y Solana y hacia el Norte y el Oeste el resto de las citadas. Al estar todas ellas situadas en terreno montañoso y escarpado las vías de comunicación no eran fáciles, discurriendo por inclinados senderos de difícil tránsito. Al ser escasa la diferencia de altitud entre Cabañas y Solana, el camino que partía de la primera hacia la segunda lo hacía por la Calle del Peñascal que no era otra cosa que un sendero-callejuela lleno de piedras, de escasos dos metros de ancho, entre paredes de cercados, continuando por la parte alta de “Las Cabezadas” donde una vez terminadas las paredes que le flanqueaban salía a monte abierto, continuando a media altura de la sierra de El Alcornocal, con ligera caída a medida que avanzaba hacia Solana, y aunque el piso era una continua pedrera, no bordeaba barrancos ni precipicios, discurriendo casi todo él a la sombra de los numerosísimos alcornoques, y también encinas, que crecen entre ambas poblaciones. A un kilómetro aproximadamente antes de llegar a Solana se alcanzaba la fuente de “Las Cofradías”, justo al borde de un arroyo llamado La Garganta de Solana, lugar donde era obligado parar para beber sus cristalinas y frescas aguas, pues era la primera fuente que se encontraba desde la salida de Cabañas. Luego, unos quinientos metros más arriba, se pasaba junto al molino del tío “Cestero” como todos le llamaban, pues además del oficio de molinero también hacía cestos y cestas de mimbres, el cual tenía una hija muy guapa y simpática, y era también sordomuda. Otros quinientos metros más y, tras pasar rozando la tapia del cementerio, aparecía Solana, y se entraba en ella por la calle principal que recorría el poblado de Norte a Sur, encontrándose a la mitad de la misma una acogedora plaza cuadrangular con una fuente con chorros continuos de agua y un pilar que hacía de abrevadero para las caballería, además de un portal en la puerta del cura donde las personas podían resguardarse de la lluvia, o del sol en su caso.
No ocurría lo mismo con el resto de los caminos o senderos que comunicaban Cabañas con las demás poblaciones de la abadía. Justo por el lado opuesto de donde partía el de Solana, es decir por la “Fuente Castillo”, partía otro que al llegar a este punto se dividía en dos: el de la izquierda, que a través de la “Era de la Horca”, (popularmente La Era Lajorca), se dirigía directamente por empinados riberos hacia Retamosa pasando el río Almonte por un vado adecuado, si bien, sólo era practicable en verano y algunas veces en invierno, pues las lluvias de esta estación hacían crecer demasiado al río, en cuyo caso no era aconsejable aventurarse a pasarle ni “a pata”, ni con caballerías, pues no se puede perder de vista que estamos en su curso alto, donde la rapidez de las aguas y el arrastre de piedras, ramas y otros materiales, hacían muy peligroso intentar cruzarlo. Con el tiempo, cuando fue construida la carretera de Retamosa con el consiguiente puente que salvaba el río, desde la Era de la Horca se redirigió el camino para alcanzar dicho puente a través del ribero llamado Valhondo (Vajondo, popularmente).
Volviendo de nuevo a la Fuente Castillo puede seguirse la otra rama del camino, o sea la que partía hacia el frente y torcía a la derecha para rebasar el perfil de la sierra, justo por encima de la Peña del Rayo, e internarse en la umbría por el lugar llamado “La Cuesta”, o sea, dónde los chicos iban a buscar sus pizarrines de caliza y al que ya se hizo referencia. Haciendo numerosos zig-zag iba dejando atrás la barrera de pronunciada pendiente, discurriendo entre rocas, piedras, jara, jaras churras, lentiscas, madroñas, brezos, matorrales y zarzales y un sinfín más de vegetales que entre todos ellos trataban continuamente de cerrar la senda para hacerse con el poco espacio del que en la espesura disponían, por ello y dado la altura del conjunto vegetal era difícil ver ni ser visto cuanto se transitaba, tanto andando como montado en burros, mulos o caballos. Ya casi al final de la bajada se separaba a la izquierda otra senda que llevaba hasta el molino del Risquillo, cuyo mecanismo era movido por las aguas debidamente canalizadas de la Garganta de Santa Lucía que corre por detrás de la sierra vista desde Solana, habiendo sido embalsada hace algunos años para proporcionar agua potable a la ciudad de Trujillo, situado unos 37 kilómetros de distancia en línea recta. Terminada la pendiente el viajero se topaba de pronto con un pequeño puente de piedra que salvaba la citada garganta y a continuación con otro similar que pasaba sobre el río Almonte, pues en este punto se juntan ambas corrientes y, siendo tan flacos sus caudales que en verano llegaba a secarse la primera, y quedar tan disminuida la segunda que podía pasarse por donde quiera de un simple salto, lo cierto es que en algunos días del invierno no había más solución que utilizar “Las Puentes”, como se llamaban, por imposibilidad física de cruzar las fuertes crecidas que se presentaban, las cuales a los pocos días bajaban considerablemente pues desde esta confluencia hasta sus nacimientos, las cuencas respectivas no son excesivamente largas. (En el Visor de Sigpac, aún son visibles restos de estas sendas, no así los puentes en cuestión que están ocultos por la vegetación que crece junto a las corrientes de agua).
Nada más dejar atrás “Las Puentes”, a la izquierda salía el camino de Retamosa; a la derecha el de Roturas y Navezuelas, del que partía poco después hacía la izquierda –aproximadamente a la altura del Cancho de la Calera-, el de Torrejón y Robledollano. Todos ellos entre espeso monte bajo del que sobresalían alcornoques, robles, castaños y olivos, dependiendo de la altura. Además, llegada la noche en todos estos caminos se escuchaba frecuentemente una sinfonía en estéreo: el frecuente aullido de las manadas de lobos que por entonces eran muy abundantes. Contaban las personas más ancianas y que más habían transitado todas estas sendas que en noches de tormenta, en algunas ocasiones, con la luz de los relámpagos se veían brillar de forma fantasmagórica los ojos de los lobos próximos a los caminos, pues les gustaba bastante seguir en paralelo durante cierto tiempo con los viajeros, quizá movidos por la curiosidad, pues nadie relató nunca tener conocimiento de un ataque sobre los humanos, no así sobre toda clase de ganados fuera cual fuera su tamaño. Los árabes llamaron a este río Almonte, que quiere decir “el río de los lobos”, sus razones tendrían, pues esta zona estuvo bajo su dominio desde el año 720 hasta, aproximadamente, el año 1200, o sea unos 500 años en números redondo.
Desde Cabañas también partía otro camino por la “Era del Chorro”, que atravesando el río Berzocana por “El Vado” se dirigía por Aldeacentenera hasta Trujillo, población ésta con la que estaba estrechamente ligada por vínculos comerciales, político, militares y de propiedad, tal como se dijo anteriormente. Este camino además de atravesar el río Berzocana, atravesaba también el río Garciaz, ambos sin puentes, por lo que si se encontraban crecidos, no había más remedio que volver al camino de “Las Puentes” y en dirección a Retamosa dirigirse río Almonte abajo para después cruzar ambos cauces, ya unidos, por el puente de El Conde (construido en 1477), el cual hace poco años ha sido restaurado debido al mal estado en que se encontraba. Como curiosidad se hace constar que entre “Las Puentes” y puente de El Conde –unos seis kilómetros en línea recta- había numerosos molinos, a saber: el de El Risquillo que se ha conservado hasta nuestros días, el Molino de Natalio, el de Jarillas, el de Las...
FUENTE :FORO CABAÑAS DEL CASTILLO.
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