domingo, 28 de junio de 2009

MAQUIS EN NAVEZUELAS.


En 1945 Agustín Bonilla Bravo "Rebolledo" fue el comisario político de los 12 ° de la 1 ª División de la Agrupación de Extremadura del Centro del Ejército Guerrillero. La división comandada por Pedro Díaz Monje “El Francés” fue Jefe de Estado Mayor, Marcos Eusebio Moreno “Durruti”. Tras la disolución de la División, ésta se reorganizó en la Agrupación de Extremadura por Julio Navas Alonso Fabián, Agustín Bonilla Bravo fue parte con Diego Paredes “Solí”, “Montealegre”, Fernando Canales “Cantador”, Rodríguez y Juan Estrella Barroso “Petaca” (y Charabasca) del grupo León Antonio Villa “calandria” que realizaban su primera acción el 3 de enero de 1947, en el distrito de Navezuelas (Cáceres) y cuya base estaba en la Sierra de la Palomera. En mayo 1947, el grupo pasó en la provincia de Ciudad Real. En agosto de 1948, los sobrevivientes del grupo colectivamente decidieron marchar para el exilio. Considerando las grandes dificultades para el viaje, Agustín Bravo Bonilla renunció y regresó a la Sierra.


El 23 de agosto de 1948 Agustín Bonilla Bravo Rebolledo fue sorprendido en la provincia de Cuenca y asesinados por la Guardia Civil: una granada que había destruido la cabeza.



FUENTES:

Diccionario de los guerrilleros anti franquistas.






domingo, 14 de junio de 2009

Primera Guerra Carlista en las Villuercas.




"También contra Rincón, que durante algún tiempo había asolado algunos partidos de Extremadura, salió de Badajoz el Capitán General, San Martín, y situó Trujillo, para dirigir por si mismo la persecución del guerrillero.

Fué esta cogido y arcabuceado: pero el grueso de su gavilla, fuerte aun cien infantes y cincuenta caballos,se replegó a sus guaridas de la Abadía de Cabañas, de donde salio igualmente a los pocos días, a reforzar una nueva banda acaudillada por un nuevo guerrillero (Juan Antonio Marcos).

Incorporada esta con la de la Jara,comandante Carlista de Extremadura y reforzadas ambas con las de Orejita, Palillo y Ortega, se internaron en la provincia de Cáceres y ocuparon (el 11 de Mayo) el rico Trujillo.Lanzanlos el mismo día el Coronel Cristino Ríos, pero de la Jara que contaba con fuerzas superiores,aumentada sin interrupciones por agresiones sucesivas,se mantuvo tranquilo en la provincia, en tanto que una de sus antiguas partidas ocupaba los montes de Toledo, y otras , mandadas por los nuevos guerrilleros mandadas por, Felipe de la Nava y el mahonero de la Puebla de Montalvan hacían correrías impunes desde el centro de esos montes hasta Talavera de la Reina"


FUENTE:

"Anales del reinado de Isabel II" de Javier de Burgos Mellado. Madrid.1850.

viernes, 12 de junio de 2009

La ayuda española en la Independencia de los Estados Unidos.



A menudo, Francia es mencionada por los historiadores norteamericanos como la gran aliada en el proceso de emancipación estadounidense. Es cierto que fue la primera potencia en responder a las necesidades de los revolucionarios y que, no sin vacilaciones, intervino militarmente en la guerra de la independencia luego de 1776, año en que Thomas Jefferson redactó la Declaración de la Independencia.
Lo cierto es que pocas veces se menciona el rol de España en el proceso de emancipación estadounidense, quizá porque no se destacó en los aspectos militares, o en los más dramáticos. Aún más, la misma corona española intentó mantener un perfil bajo en relación a su ayuda hacia los independentistas.
Esto es fácil de entender si tenemos en cuenta que
España mantenía una gran cantidad de colonias a lo largo y ancho de América. Por otro lado, Francia, España, y luego Holanda, no perseguían particularmente la libertad de las colonias norteamericanas, sino la ruina de la principal potencia del siglo XVIII: el Imperio Británico.
Hacia unos años, Gran Bretaña había socavado la presencia española y francesa en América del Norte y Central, tras
la Guerra de los Siete Años, que finalizó con la victoria anglosajona. La declaración de la independencia de las 13 colonias inglesas en 1776 fue una ocasión para que los vencidos recuperaran el terreno perdido y tomaran su venganza.
Así lo hicieron y, tras 1778, las coronas borbónicas de España y Francia se aliaron con los independentistas para combatir a Gran Bretaña. Mientras que Francia envió flotas dirigidas por
Lafayette para combatir en las costas norteamericanas, la corona española facilitó préstamos indirectos al ejército emancipador, a través de Francia. Por otro lado, los puertos hispanos como Cuba sirvieron a menudo para la reparación de barcos norteamericanos, así como centro de operaciones militares y prisión para los ingleses capturados.
Pero aún más importante que estos auxilios, fue la victoria española en la
Batalla de Pensacola en 1781, que le arrebató a Inglaterra los territorios de la Florida, liberando el sur de la presencia anglosajona y estableciendo el dominio peninsular en América Central.
Entonces, para comprender la tan festejada independencia de los Estados Unidos es importante tener en cuenta el plano en el que se desataron los sucesos realmente. A fines del siglo XVIII, los “Estados Unidos” no era más que una delgada franja de colonias establecidas entre la costa del Atlántico y un vasto territorio inexplorado hacia el oeste. Inglaterra era la dueña de los mares, y la principal potencia económica, militar, y política del mundo. Los enemigos que acumulaba Gran Bretaña eran muchos, y esto fue lo que posibilitó la victoria en la emancipación estadounidense.
Irónicamente, y a pesar de la contribución española, la declaración de la independencia de las 13 colonias norteamericanas, y la posterior redacción de la
Constitución, jurada por su primer presidente George Washington en 1787, inspiraron a todas las colonias hispanoamericanas en sus futuras revoluciones.


Este articulo esta extraido de: http://sobrehistoria.com/ Jose Antonio Rios


Fuentes:


Portell Vilá, H.: Los Otros Extranjeros en la Revolución Americana, Ediciones Universal, 1978.
Olivera, O.,: “España y Cuba en la independencia de los Estados Unidos”, REVISTA GUARACABUYA, Junio 1998.
Publicado por Manuel Álvarez Molina en
4/18/2009

domingo, 7 de junio de 2009

LOS EXTREMEÑOS QUE LIBERARON PARIS.



Ocho años pegando tiros quizás valieran la pena. El hombre aparece en la fotografía abrumado por tantas muestras de agradecimiento. Como si no fuera capaz de asimilar tanta alegría. La imagen fue portada en la prensa francesa a finales de agosto de 1944, y mostraba a la multitud aclamando a uno de los primeros soldados aliados en liberar París de las garras de los nazis. Sin embargo, porta en su mano una bandera republicana española. Se llamaba Domingo Baños, y era extremeño.La historia de los españoles que participaron en la II Guerra Mundial estuvo silenciada durante más de medio siglo. La razón principal es que la historiografía oficial francesa no podía permitir que un puñado de exiliados entrara en la leyenda de la Ciudad de la Luz. La mayoría luchó en la Guerra Civil, y casi todos fueron cautivos y sufrieron humillaciones en los campos de concentración franceses del otro lado de los Pirineos o en Argelia. Sin embargo, en cuanto tuvieron la oportunidad, se enrolaron en las fuerzas de la Francia Libre de De Gaulle. Bajo el mando del general Leclerc, mataron y murieron en los campos de batalla del desierto o la campiña francesa. Incluso, alguno llegó hasta el corazón del III Reich que se desmoronaba. Muchos de ellos formaban parte de La Nueve, la primera compañía del segundo batallón de la Segunda División Blindada del Ejército francés. Era conocida así, 'La Nueve', en español, porque el 80% procedía de nuestro país. En recuerdo de su origen, los blindados en los que viajaban llevaban por nombre famosas batallas de la guerra española: Guadalajara, Teruel, Belchite...Ocultos.Entre ellos había un puñado de extremeños. No se conoce el número exacto, ni tampoco demasiados detalles de los que sí están identificados. Tantas décadas de olvido son una losa demasiado pesada de levantar. Tampoco ayuda el que muchos se alistaran con nombres falsos. Querían evitar represalias para sus familias si les apresaban o se oía hablar de ellos en España y, además, bastantes habían desertado de las tropas francesas colaboracionistas para marcharse con Leclerc. También influye el hecho de que muy pocos regresaran a España. La mayoría murió en combate o se quedó a vivir en Francia después de la guerra.Unos pocos autores han mantenido vivo el recuerdo de 'La Nueve'. Antonio Vilanova o Eduardo Pons Prades, por ejemplo. El último ejemplo es la escritora y periodista Evelyn Mesquida, que acaba de lanzar su libro 'La Nueve. Los españoles que liberaron París'.La obra habla, por ejemplo de Baños, que viajaba a bordo del semioruga blindado 'Guadalajara', el primer vehículo aliado que entró en París. Fue en la noche del 24 de agosto, cuando apenas unos pocos hombres penetraron hasta el Ayuntamiento para tomar posesión de la ciudad. Varios testimonios, como el de Pons Prades, aseguran que toda la dotación de este vehículo era extremeña, pero otras fuentes sitúan al mando a un alemán antifascista llamado Reitter, y a un vasco, Abenza, al volante. Pero todo el mundo coincide en que a bordo viajaba Baños, quien llegó a ser reconocido con la Cruz de Guerra con estrella de bronce. Más difusa es aún la figura del sargento Domínguez 'El extremeño', llamado así para distinguirlo de otro valenciano del mismo apellido. De él se dice que recorrió con La Nueve toda Europa. De hecho, hay fotos que le sitúan en Berchtesgaden, la localidad de los Alpes Bávaros donde se encontraba el Nido del Águila, uno de los refugios de Hitler. En mayo de 1945, Domínguez fue uno de los 16 españoles que tomaron uno de los últimos reductos del nazismo. En Normandía habían desembarcado 144 compatriotas apenas un año antes.La historia del reloj.
Pero quizás la historia más fantástica de todas fue la de Antonio Gutiérrez, González para muchos autores europeos. Cuenta la leyenda que fue el hombre que hizo rendirse a Von Choltitz, el jefe de las fuerzas alemanas en París. El mismo que se hizo famoso por no querer o no saber cumplir la orden del propio Hitler de destruir la capital francesa. Hay muchas versiones del sucedido, pero todas confluyen en lo fundamental. En la mañana del 25 de agosto se registran duros combates frente al hotel Meurice, el mando de operaciones alemán. Tres hombres, entre los que se encontraba el extremeño Gutiérrez, rompen el cerco y consiguen entrar en las dependencias del comandante. Von Choltitz sólo consiente en rendirse ante un oficial, por lo que esperan a que llegue el teniente francés Karcher. Bien porque se lo diera o porque se lo quitara, lo cierto es que Gutiérrez se quedó con el reloj de pulsera del teutón. El primero en reflejar el suceso fue Antonio Vilanova, hace casi 40 años. Él tuvo acceso a testimonios directos de los protagonistas. Sin embargo, «Gutiérrez no formaba parte de La Nueve, era miembro de la resistencia», asegura a HOY Evelyn Mesquida, que también ha investigado su figura. Nada más se supo de él, aunque la escritora no tiene dudas de que la historia es cierta. «Hay multitud de detalles que confirman que fue así», asegura. En el famoso best-seller 'Arde París', de Dominique Lapierre y Larry Collins, se concede todo el protagonismo del lance a Karcher.IndomableHay un cuarto protagonista extremeño en esta historia, aunque tampoco luchó con Leclerc. Se trata de Manuel López, natural de Garrovillas. En la Guerra Civil luchó en Las Rozas, Arganda, Guadalajara y Levante; y ascendió a teniente. Huido a Francia, fue internado en un campo de concentración. La invasión alemana le pilló abriendo trincheras con una compañía de trabajo en la frontera franco-belga. Junto a un centenar de compañeros españoles, fue abandonado en un castillo. Resistieron a los asaltantes alemanes con las pocas armas que encontraron, hasta que fueron hechos prisioneros. Sin embargo, López y cuatro compañeros más lograron escapar por la noche. En total, la mayoría de los republicanos españoles pasó ocho años en guerra por dos continentes y media docena de países. Sin embargo, desde que entraron en Francia vieron que esa vez sí que podían ganar. Si en España tuvieron que luchar en inferioridad de condiciones, el material que les entregó el Ejército de EE. UU. les convenció de sus posibilidades. Porque eran duros. La experiencia y las penurias les hicieron grandes soldados. La Nueve era una fuerza de choque, siempre avanzaba por delante de la división. Como dejó escrito Raymond Dronne, el capitán de la unidad, «Poseían ya la experiencia del combate. Y eran bravos, de una bravura a veces excesiva. [ ] No tenían oficio, solamente sabían pelear. Todos se pusieron al trabajo con ardor y corazón».

MÁS INFORMACIÓN I E. Mesquida, 'La Nueve. Los españoles que liberaron París', Ediciones B, 2008. Eduardo Pons Prades, 'Republicanos españoles en la Segunda Guerra Mundial', La esfera de los libros, 2004. http://www.lanueve.net/

sábado, 6 de junio de 2009

LAS ZAUDERAS O LA MEDIA LEGUA.



Sabemos que el asentamiento matriz de Navezuelas se hallaba en la zona conocida como “las Zauderas “o la “Media Legua “, tenemos constancia de ello aparece recogida su existencia y las causas de su abandono en un documento del S.XVIII; en concreto del 3 de abril de 1791 perteneciente a la Real Audiencia de Extremadura, del partido de Trujillo, en su Tomo II, páginas de 371 a la 390. Este documento que recoge un interrogatorio al representante de Navezuelas ante la Real Audiencia; y narra así:
“Ai un des poblado a distancia de media legua, a el sitio lo llaman de las Zauderas, que emos oido decir que se perdio por causas de muchas bivoras por lo que se des poblo este y esta en el termino de este lugar, a donde se reunieron las jentes de aquel”
También nos narra:
“…en su termino privativo, en el sito que llaman de las Zauderas, hay un despoblado que fue de corta consideración, eso aseguran sus vecinos, de la mala situación de aquel y por sus muchas víboras goza este lugar sus términos y no parece necesaria ni facil su repoblacion”
En este interrogatorio, el representante de Cabañas del Castillo dice así:
“…en el termino lugar de Navezuelas aldea de esta villa,hai un despoblado que se nombra de la Zauderas que su terreno se aprovecha los vecinos del dicho lugar de Navezuelas que consta por tradizion que fue su perdizion por multitud de bivoras que ha habido y que ai …”
Según estos documentos que recogen la tradición oral de las gentes de Navezuelas este asentamiento se abandonó por “multitud de víboras”, lo más probable es que se refiera a el lugar donde se asentaron sus moradores, en la ribera del Almonte era un lugar lleno de serpientes u otro animales, alimañas, las cuales hacían inhabitable el terreno.
Pero a que se refieren con el termino víbora, quizás a los judíos, señalar que éstos dominaron en Las Villuercas el vino, la madera, castaño y roble, compraventa de ganado y prestamistas, dominaban el corcho, que juntaban en la era de la Corcha, las hortalizas que vendían en los pueblos de secano de Las Villuercas y de los pueblos de secano el grano y la paja.
La Biblia dice: Los judíos no son hijos de Dios, sino "hijos del diablo" (Mt 3:7) y "raza de víboras" (Mt 3:7).Esta era la concepción medieval antisemita sobre el judio, según San Gregorio de Nisa “Asesinos del Señor y de los profetas, rebeldes con su odio a Dios, cambian la ley, repudian la fe de sus padres. Comparsa del diablo, raza de víboras, delatores, calumniadores….” Además nacidas de la ignorancia y el miedo las creencias populares sobre sus deformaciones físicas, hedor insoportable, que tenían un pequeño rabo, que padecían enfermedades secretas en la piel y en la sangre a la cual atribuían su naturaleza diabólica. Con vecinos así, lo más lógico es que el cristiano se marchara a otro lugar “las Navezuelas” como pasó en otros pueblos de la comarca. Los católicos de Roturas hicieron el pueblo de Retamosa, como los católicos de Torrecillas hicieron Aldeacentenera, los de Cañamero, Valdecaballeros, los de Garciaz , Conquista de la Sierra, o bien dividieron el pueblo en dos, uno barrio cristiano y otro judío, como en Berzocana.
Por lo Tanto esta hipótesis se puede tener en cuenta a la hora de intentar adivinar el porqué se abandonó “Las Zauderas”.

FUENTES:
“El antisemitismo en España” de Gonzalo Abarres Chillida (1812-2002)
COLOQUIOS HISTÓRICOS EXTREMEÑOS. “Los judios en España” de Juan José Pastor Serrano.1994