Ya estamos en el "mes mocho”, por aquello de sus veintitantos días, un mes que en la provincia de Cáceres no ha dudado en tomarse juego en forma de adivinanza: Dime un mes, con las Candelas a dos y San Blas a tres. No hay en la respuesta secreto para los vecinos de estas tierras, que en su gran mayoría una de las dos celebraciones festejan. Mas si quedara alguna duda, he aquí la solución romanceada: Los disantos de febrero: el segundo candelero y el tercero gargantero.Pues vayamos al candelero. Las Candelas o La Candelaria, es decir, al 2 de febrero, fecha en la que con gran solemnidad se conmemora por estos lares la Purificación de la Virgen. Es una celebración que tiene lugar cuarenta días después de la Navidad, del nacimiento del Niño Jesús, tras la cuarentena o reclusión a la que se ha visto sometida María tras el virginal parto, tal y como marcara la Ley de Moisés. En esta presentación la Virgen, a tenor de su condición económica, hace la ofrenda de dos tórtolas o de dos pichones. Esta oblación es la que rememoran las jóvenes en distintas dramatizaciones que ejecutan en las iglesias el día 2 de febrero. Sin embargo, hay un elemento, las velas, que en este acontecimiento no concuerda con la tradición judía. Santiago de la Vorágine apuntaba en el siglo XIII que la costumbre de encender candelas en esta fecha durante la celebración de la misa responde a un claro deseo de suplantar una práctica pagana, y añade: "Viendo el papa Sergio lo difícil que resultaba apartarlos de semejantes prácticas, tomó la encomiable decisión de dar a la fiesta de las luces un sentido nuevo: consintió que los cristianos tomaran parte en ellas, pero cambiando la intencionalidad que entre los paganos tenían, y dispuso que los cortejos luminosos que los romanos organizaban por aquellos días y habían hecho populares en todas las provincias del Imperio, los fieles lo hicieran el dos de febrero de cada año, mas en honor de la Madre de Cristo y en forma de procesiones y llevando en sus manos candelas previamente bendecidas".La susodicha fiesta de las luces que sincretiza el señalado pontífice se desarrollaba a comienzos de febrero y tenía por protagonistas a las mujeres. Estas trataban de recordar las búsquedas nocturnas, ayudadas con teas y linternas, que hicieron los padres de Proserpina para encontrar a la diosa raptada por Plutón. Otro posible origen de Las Candelas lo ve el propio Santiago de la Vorágine en la costumbre que había por estas fechas, cada cinco años, de inundar la ciudad de Roma de teas y antorchas en la noche en honor de Februna, madre de Marte, para que propiciara la derrota de los enemigos del Imperio. Otros autores, Frazer entre ellos, creen que fue el papa Gelasio, en el 496, quien instituyó la fiesta de la Purificación de la Virgen como única forma de aniquilar por asimilación los festejos romanos de las Lupercalia. Sean unos u otros los comienzos de Las Candelas, lo cierto parece que la fiesta que hoy conocemos responde a una amalgama de elementos judeo-cristianos y de elementos de origen pagano.El rito popular de Las Candelas que se conserva en la provincia de Cáceres se enmarca en un esquema generalizado en buena parte de la Península, si bien por estas tierras se halla impregnado de ciertas peculiaridades localistas que reflejaremos al referirnos a la celebración en algunas de nuestras poblaciones. Las Villuercas, Los Ibores y los Territorios de la Orden Militar de Alcántara son otras tantas comarcas en las que la festividad de La Candelaria destaca sobremanera. Vayamos a las dos primeras zonas, que constituyen una unidad geográfica en el sureste de la provincia de Cáceres. Interesante resulta la procesión de ALIA en torno a la iglesia, a la que asiste la madrina tocada de peineta con el velón encendido y la rosca de candelilla. Otro tanto sucede en NAVEZUELAS, se saca la Virgen en procesión con una vela encendida; si durante el trayecto la vela se apaga, augura que el invierno no ha terminado. Si, por el contrario, se mantiene encendida, la primavera está al llegar. y en VALDELACASA DE TAJO. Mención especial requiere la ceremonia de las purificadas de DELEITOSA, que tiene lugar a la conclusión del evangelio de la misa. Previamente se ha desarrollado una procesión a la que han asistido las autoridades portando velas recién bendecidas, al igual que la que sostiene la Virgen en su mano. De las cinco purificadas, una lleva una pandereta con la que armonizar las coplas, otras dos agarran sendas palomas y las restantes portan las sabrosas roscas de la Virgen. A la puerta del templo entonan las primeras estrofas, repitiéndose el consabido esquema: solicitud de entrada al celebrante y a la Virgen, franqueo de las puertas, purificación mediante la toma del agua bendita, genuflexiones, seguimiento de la imagen mariana hasta el altar, suelta de las palomas, entrega del Niño que lleva la Virgen al sacerdote, ofrenda de dos roscas y conducción de la Virgen al punto de donde se saliera. Este es el momento de entonar "El alégrense". Concluida la misa se procede a la rifa de las roscas de la Virgen. Por lo que respecta a los cantos de DELEITOSA, sólo encontramos varias coplas introductorias que se adicionan a las reseñadas de SANTIAGO DEL CAMPO y de TORREJON EL RUBIO:
Ya hemos llegado al templo del evangelista Juan;
bendito sea el Sacramento Consagrado del Altar.
De la Inmaculada Virgen bendigamos la pureza;
admiremos los cristianos tanta virtud y pobreza.
Para el domingo más próximo al dos de febrero dejan en FRESNEDOSO DE IBOR su fiesta de la Virgen de la Candelaria, que al decir de los vecinos del pueblo tiene en su haber dos siglos de antigüedad. La correspondiente procesión es presidida por la mayordoma, que viste el traje típico con mantilla, al igual que las cuatro mozas que conducen a hombros a la Virgen y las cuatro que llevan las ofrendas. El suave golpeo de la pandereta marca el ritmo de las coplas que se cantan, alusivas a la presentación del Niño y a la purificación de Nuestra Señora. Cuando la letra lo requiere se sueltan las palomas y se hace la ofrenda de una gran rosca de piñonate, momento que se aprovecha para lanzar a la chiquillería puñados de caramelos. A la salida de la iglesia, mediante el sistema de "boletas" que las jóvenes han vendido días antes por las casas, se procede a la rifa de la rosca. Posteriormente la mayordoma, elegida cada año entre las mozas del pueblo, invita a todo el vecindario a degustar en su vivienda piñonates y otros dulces de la gastronomía local.Por los Territorios de la Orden Militar la fiesta de Las Candelas goza de merecida fama en ALCÁNTARA, donde se conjugan la misa, la verbena y los bailes populares, en MATA DE ALCÁNTARA, con su reparto de velas a los lugareños por parte del ayuntamiento, y en HERRERA DE ALCÁNTARA. En esta última localidad tal fecha se conoce como Día de la Rosca en honor a las dos roscas de cinco kilos que para la ocasión fabrican los mayordomos con harina, azúcar, hierbabuena, aguardiente, anís y naranja. Uno de los dulces se coloca en las andas durante la procesión, delante de la Virgen, y luego es subastado. No faltan en la celebración la suelta de palomas, ni las canciones conmemorativas ni el sentido profético que se le atribuye a la vela que se coloca en las manos a la imagen. La segunda rosca es regalada al cura, que a su vez la ofrece a las autoridades.
(Madrid, 1969). REVISTA DE FOLKLORE.Caja España Fundación Joaquín Díaz
Año: 1997 - Tomo: 17a - Revista número: 195 Páginas en la revista: 99-103
Autor: DOMINGUEZ MORENO, José MaríaTema: FiestasTítulo del artículo: LAS FIESTAS DE LAS CANDELAS EN LA PROVINCIA DE CACERES
Ya hemos llegado al templo del evangelista Juan;
bendito sea el Sacramento Consagrado del Altar.
De la Inmaculada Virgen bendigamos la pureza;
admiremos los cristianos tanta virtud y pobreza.
Para el domingo más próximo al dos de febrero dejan en FRESNEDOSO DE IBOR su fiesta de la Virgen de la Candelaria, que al decir de los vecinos del pueblo tiene en su haber dos siglos de antigüedad. La correspondiente procesión es presidida por la mayordoma, que viste el traje típico con mantilla, al igual que las cuatro mozas que conducen a hombros a la Virgen y las cuatro que llevan las ofrendas. El suave golpeo de la pandereta marca el ritmo de las coplas que se cantan, alusivas a la presentación del Niño y a la purificación de Nuestra Señora. Cuando la letra lo requiere se sueltan las palomas y se hace la ofrenda de una gran rosca de piñonate, momento que se aprovecha para lanzar a la chiquillería puñados de caramelos. A la salida de la iglesia, mediante el sistema de "boletas" que las jóvenes han vendido días antes por las casas, se procede a la rifa de la rosca. Posteriormente la mayordoma, elegida cada año entre las mozas del pueblo, invita a todo el vecindario a degustar en su vivienda piñonates y otros dulces de la gastronomía local.Por los Territorios de la Orden Militar la fiesta de Las Candelas goza de merecida fama en ALCÁNTARA, donde se conjugan la misa, la verbena y los bailes populares, en MATA DE ALCÁNTARA, con su reparto de velas a los lugareños por parte del ayuntamiento, y en HERRERA DE ALCÁNTARA. En esta última localidad tal fecha se conoce como Día de la Rosca en honor a las dos roscas de cinco kilos que para la ocasión fabrican los mayordomos con harina, azúcar, hierbabuena, aguardiente, anís y naranja. Uno de los dulces se coloca en las andas durante la procesión, delante de la Virgen, y luego es subastado. No faltan en la celebración la suelta de palomas, ni las canciones conmemorativas ni el sentido profético que se le atribuye a la vela que se coloca en las manos a la imagen. La segunda rosca es regalada al cura, que a su vez la ofrece a las autoridades.
(Madrid, 1969). REVISTA DE FOLKLORE.Caja España Fundación Joaquín Díaz
Año: 1997 - Tomo: 17a - Revista número: 195 Páginas en la revista: 99-103
Autor: DOMINGUEZ MORENO, José MaríaTema: FiestasTítulo del artículo: LAS FIESTAS DE LAS CANDELAS EN LA PROVINCIA DE CACERES