Estación de Villanueva de la Serena (Badajoz). Fue allí donde JOAQUIN SUÁREZ LEÓN, sería despedido por su madre JOAQUINA LEÓN DÍAZ. Nunca volvería a verlo.
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El 4 de julio de 1943 salía de la estación de Badajoz un tren especial con cerca de trecientos trabajadores reclutados unos meses antes en todas las comarcas, también en los pueblos de la Serena. Badajoz padecía unas altísimas tasas de paro en aquellas fechas, y Hitler necesitaba mano de obra para sus industrias y sus minas en Alemania. La propaganda oficial lanzada por la Falange y los Sindicatos oficiales aseguraban a estos trabajadores que iban a aprender un oficio y a servir al Reich, convertido por el régimen nazi en un verdadero paraíso para los obreros. Algunos así lo creyeron, pero otros muchos simplemente fingieron creerlo. Su problema era cómo sobrevivir en aquella situación de la postguerra.
Las necesidades de mano de obra que Hitler tenía era cada vez más acuciante para sus industrias. Con el frente ruso abierto, varios países ocupados y el frente aliado a punto de iniciarse, sus hombres, sus mejores hombres, estaban en los frentes o muertos y heridos. Sus planes de construcción de armamento necesitaba de mucha mano obra. Obreros búlgaros, rumanos, polacos y las famosas levas de mano de obra dictadas por Pierre Laval en la Francia de Vichy, fueron captados y movilizados hacia las fábricas de aviones, armas y tanques. Una de esas fábricas era la SPANDAUER STHALINDUSTRIE, en SPANDAU, junto a Berlín. Todo se hizo a través de un acuerdo entre los gobiernos de Hitler y de Franco, para lo que fue creada una Comisión Interministerial para la tutela de los trabajadores en Alemania (C.I.P.E.T.A.).
La expedición que salió de la estación madrileña de Norte el 5 de julio de 1943 era la U. Salieron rumbo a Berlín en aquella expedición dos muchachos de casi la misma edad: CÉSAR RODRÍGUEZ y JOAQUÍN SUÁREZ, dieciocho y dicesiete años respectivamente. Cesar vivía en Madrid y Joaquín venía de Villanueva de la Serena. Ambos se conocerían después y vivirían una dramática peripecia que, muchos años años después, César escribió en sus cuadernos y aquí se cuenta.
Las necesidades de mano de obra que Hitler tenía era cada vez más acuciante para sus industrias. Con el frente ruso abierto, varios países ocupados y el frente aliado a punto de iniciarse, sus hombres, sus mejores hombres, estaban en los frentes o muertos y heridos. Sus planes de construcción de armamento necesitaba de mucha mano obra. Obreros búlgaros, rumanos, polacos y las famosas levas de mano de obra dictadas por Pierre Laval en la Francia de Vichy, fueron captados y movilizados hacia las fábricas de aviones, armas y tanques. Una de esas fábricas era la SPANDAUER STHALINDUSTRIE, en SPANDAU, junto a Berlín. Todo se hizo a través de un acuerdo entre los gobiernos de Hitler y de Franco, para lo que fue creada una Comisión Interministerial para la tutela de los trabajadores en Alemania (C.I.P.E.T.A.).
La expedición que salió de la estación madrileña de Norte el 5 de julio de 1943 era la U. Salieron rumbo a Berlín en aquella expedición dos muchachos de casi la misma edad: CÉSAR RODRÍGUEZ y JOAQUÍN SUÁREZ, dieciocho y dicesiete años respectivamente. Cesar vivía en Madrid y Joaquín venía de Villanueva de la Serena. Ambos se conocerían después y vivirían una dramática peripecia que, muchos años años después, César escribió en sus cuadernos y aquí se cuenta.
FUENTE: PROMESAS AL ALBA. http://promesasalalba.blogspot.com/