sábado, 11 de septiembre de 2010

LOS YUNTEROS


Según clamaba el socialista Antonio Elviro al comienzo de 1932:
“...El labrador yuntero, paria irredento, lleno de préstamos, sin tierra para labrar y sin semillas para su yunta endeble, esperando la muerte de sus dos sostenes únicos, los animalejos que tiraban del arado y le ayudaban a malvivir, trampeando, con débitos a la panadería, a la tienda de comestibles que les cerraban las puertas de su crédito...”
Para otros se tratada de definir al “gañán, yuntero o pelayo” como:
Otro tipo de jornalero al que se contrataba por un año natural o por temporadas, solía trabajar con una yunta de mulas, que a veces eran de su propiedad, lo cual también le daba una cierta independencia o autonomía para cambiar de empresario de un año a otro y buscar una mejor retribución. Del grupo de los pelayos surgieron numerosos arrendatarios que terminaron en pequeños o medianos propietarios.
Los numerosos intentos de reforma agraria que ha sufrido el campo español y por consiguiente el extremeño, hasta los años treinta del siglo pasado, han caído casi siempre en saco roto, y sus efecto han sido poco beneficiosos para el campesinado, es más han provocaron que haya más desigualdades, caciquismos, y marginación.
La tierra en Cáceres, tradicionalmente ha pertenecido a los grandes de España, terratenientes foráneos,que con los distintos intentos de reforma de carácter liberal, no solo afianzaron sus posesiones sino que algunos las aumentaron; también producto de estas reformas la tierras cayeron en manos de hacendados autóctonos que poco a poco, según se incrementaba su fortuna y prestigio, aspiraron a títulos nobiliarios.
Por la vía de las compraventas, las herencias y la adquisición de antiguos bienes concejiles aprovechando la coincidencia de oligarquías locales y compradores se consolidaron enormes fortunas que derivaron en un neolatifundismo de vocación predominantemente ganadera.
Fuera de este juego quedan un grupo de campesinos, sin tierras, y en la ruina con un futuro más que incierto;los yunteros, malviviendo, arrendando tierras a precio y condiciones poco favorables (las célebres claúsulas de “a riesgo y ventura”, los pactos de retro y demás situaciones usurarias...). Condiciones de vida y de trabajo que desembocaría en los años 30 en revueltas en el campesinado extremeño y en el asociacionismo agrario.
Los yunteros con sus burros y mulas, han sido el motor de la agricultura durante muchos años, en Navezuelas. En marzo del 1933 había censados en el pueblo 131 yunteros, que como el resto de Extremadura tenía los mismos problemas; malvivían sin tierras y el tenía algún pequeño terreno lo tuvo que enajenar de manera poco onerosas, para poder vivir, dependía de su trabajo y el de su familía, de sol a sol, de su arado, de sus mulas o burros a veces propios, otras veces arrendado y al igual que la tierra  labraba, en condiciones infrahumanas y poco rentables.
Fuente:
"LA LUCHA POR LA TIERRA: REFORMISMO AGRARIO Y CUESTIÓN YUNTERA EN LA PROVINCIA DE CÁCERES" (1907-1940)
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Sergio Riesco Roche. Bajo la dirección del doctor Julio Aróstegui.
Universidad Complutense de Madrid
Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Contemporánea.
 
Madrid, 2005

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