sábado, 26 de septiembre de 2009

EL GENERAL PRIM EN MEXICO.



Cuando, al final de 1861, Francia, Inglaterra y España determinaron una intervención militar en México para cobrar una deuda importante contratada con estos países, Prim condujo la expedición española que peleó en la guerra mexicana. Benito Juárez, entonces presidente de México, determinó la suspensión de pagos, en medio de los civiles conservadores y liberales. De hecho, los europeos deseaban dar el apoyo a los conservadores con el fin de recolonizar y para establecer un régimen monárquico. El General Prim inicialmente ocupó la fortaleza de San Juan de Ulúa y la ciudad de Veracruz, donde levantó la bandera española, lo que indignó al otro aliado. La parte mexicana y Prim convocaron una conferencia, en Orizaba, para discutir el problema entre España y México, donde José González Echevarría, un pariente de Francisca Agüero, intervino decisivamente. Finalmente, Prim firmó con los representantes del gobierno mexicano el acuerdo de La Soledad (Febrero 1862). Cuando Inglaterra se retiró, Prim dándose cuenta de las intenciones de los franceses para instalar un nuevo régimen en México, "el Imperio de Maximilian", decidió reembarcar sus tropas y volver a Cuba (Abril 1862), una decisión cuestionada en la Península, pero especialmente por los magnates españoles quienes perdieron la reconquista de México. Antes de volver a España, Prim fue a los EEUU, un país en medio de una guerra civil. Consiguió saber los contactos e intereses económicos entre este país y Cuba. Luego, como resultado de esta experiencia internacional, se ocuparía de los intentos de negociación de la independencia de la isla con los EEUU y con los líderes de la rebelión Cubana.

viernes, 25 de septiembre de 2009

EL CASTILLO DE CABAÑAS EN LA EDAD MEDIA.



Sobre Cabañas podemos recabar información en el estudio que sobre los castillos, torres y casas fuertes de la provincia de Cáceres realizó Publio Hurtado.
Autor que nos los describe situado en la cúspide de un elevado cerro que domina el pueblecito de Cabañas, del partido de Logrosán, casi inaccesible por su posición topográfica. (HURTADO, 1989: 46) Mogollón añade que esta fortaleza constaba de varios recintos amurallados y escalonados, sobresaliendo la torre del homenaje. (MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, 1992: 24) Los elementos defensivos que se aprecian actualmente son posteriores al dominio de los truxillenses.
La fortaleza de Cabañas es muy probable que también se perdiera en la ofensiva almohade de 1196, junto al resto de las plazas de la Orden trujillana. En un privilegio de confirmación de Fernando III de 1220 se hace constar que sus nuevos señores eran los caballeros calatravos. En opinión de Enrique Rodríguez Picavea parece claro que en esta concesión del monarca castellano a la Orden de Calatrava debieron influir las relaciones entre los calatravos y la Orden de Trujillo. Todavía encontramos a Cabañas bajo poder Calatravo en diciembre de 1256 en el que el maestre Pedro Ibáñez concedió a los hombres y mujeres de Cabañas los molinos que hicieron en este lugar, con la condición de dar medio cahíz de trigo a su comendador y de que a su muerte volvieran todos los molinos a poder de la Orden. El final del abadengo de la Orden sobre Cabañas debe ponerse en relación con su proximidad a la villa de Trujillo y su ubicación en el término de este concejo de realengo. Estas circunstancias debieron convencer a Alfonso X para comprar la aldea a los freires calatravos y, en octubre de 1272, venderla al concejo de Trujillo a cambio de 30.000 maravedís y la condición de que derribara los muros del castillo. (RODRIGUEZ-PICAVEA MATILLA. 1994: 155-156) En opinión de Fernández-Daza Alvear la compra de Cabañas más bien parece una donación encubierta por parte de Alfonso X a esta villa por las aportaciones que le hizo para la guerra de Granada. Derechos sobre Cabañas que no debió ejercer y que se perdieron cuando en 1375, el rey Enrique II otorgó la merced de esta posesión a un noble adicto a su causa, el conde de Oropesa, y desgajó definitivamente este territorio del resto del término. (FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR. 1993: 78)


FUENTE. COLOQUIOS HISTÓRICOS EXTREMEÑOS.


viernes, 18 de septiembre de 2009

EL GUARDIA CIVIL MAS SANGUINARIO.GÓMEZ CANTOS.



MURIO EN la cama, como Franco, y su nombre aún provoca terror en Extremadura. Un libro escrito por quienes están excavando las fosas del franquismo desentierra la figura del sanguinario guardia civil Gómez Cantos. Los últimos de su larga lista de víctimas fueron tres subordinados a los que fusiló por «cobardes»

ILDEFONSO OLMEDO


Allí por donde pasó sembró muerte y miedo. Durante la guerra y muchos años después de ella. Ni con los suyos supo qué era la piedad, pues también fusiló a subordinados con tricornio y a gente de la Falange. Aún hoy, muchos años después de su muerte (como Franco, falleció de viejo en una cama de hospital), su huella terrorífica aparece indeleble en los dichos populares extremeños. «Eres más malo que Gómez Cantos», reza uno que bien conocen los vecinos de Villanueva de la Serena (Badajoz), el pueblo donde el entonces capitán de la Guardia Civil se sublevó el 19 de julio del 36 y al que volvería dos años más tarde, siendo él ya delegado de Orden Público en Badajoz, para ordenar su enésima masacre. Los 33 vecinos hoy siguen enterrados, en una fosa común pendiente de excavar, en algún lugar del Cerro de las Fuentes.


Y la guerra terminó... Franco impuso su victoria. Y Gómez Cantos, encumbrado por su ferocidad, siguió fusilando sin tregua. Los últimos fueron tres guardias civiles, en 1945, por «cobardía ante el enemigo». Después dictó una orden donde los vilipendiaba y en la que anunciaba más mano dura. Obligó, además, a que el escrito se leyera durante 10 días en todos los cuarteles de su comandancia. Pero cometió un error, y eso terminó condenándole.
En su afán exterminador, había negado los auxilios espirituales a los aterrorizados guardias cuando iban camino del paredón.A la Iglesia de entonces, la misma que había hecho la cruzada del lado de Franco, aquello le pareció imperdonable. Y ocurrió que un obispo (el de Cáceres) y el cardenal primado Pla i Deniel presionaron tanto al caudillo que Gómez Cantos terminó procesado y, por unos meses, entre rejas.
Nadie, en el consejo de guerra, habló de lo ocurrido años atrás a las afueras de Villanueva de la Serena. Aquellos hechos ahora tienen un capítulo propio en el libro Las fosas de Franco. Los republicanos que el dictador dejó en las cunetas, obra de Emilio Silva y Santiago Macías, fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Su trabajo -un recorrido por el reguero de tumbas clandestinas que dejó la represión franquista, y que Silva y Macías han empezado a excavar- desentierra también la figura del desalmado oficial que se creyó inmune bajo el tricornio de la Benemérita.
La última fotografía que se conoce de Gómez Cantos (junto a estas líneas) no refleja la verdad del personaje. El retrato muestra lo que parece un anciano bonachón, más acorde con la imagen de papá Manuel (así le conocían en el barrio madrileño de Carabanchel, donde se ocultó tras el consejo de guerra y terminó sus días mascullando callado resentimiento por su ostracismo) que con la del psicópata sanguinario Hannibal Lecter que le atribuye la memoria popular en tierras extremeñas.
La fotografía, tomada en la década de los 70, pocos años antes de su fallecimiento (29-5-1977), fue rescatada del Archivo Central de la Dirección General de la Guardia Civil por Jesús Mendoza, periodista y agente de la Benemérita en activo. Él y otro guardia, el historiador Miguel López Corral (teniente que busca a su abuelo desaparecido y forma parte de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica), son los dos investigadores que más han ahondado en las andanzas de Gómez Cantos. Era, da detalles el teniente López, «un hombre denostado en la propia Guardia Civil que se vale de la guerra para medrar y limpiarse un expediente que antes del 36 estaba repleto de insubordinaciones, palizas, deudas... Un auténtico bandido, vamos, un hijo de puta. No todo lo supe por el expediente personal suyo, claro. También oí a sus víctimas, recopilé testimonios orales y supe de otras cosas que no decían los papeles. Por ejemplo, de que estando en la comandancia de Cáceres no sólo fusiló a los tres guardias de Mesas de Ibor. Me contaron que un día, a raíz de que un confidente le dijera que el corneta de la comandancia tenía parentesco con un maquis, llamó al corneta de madrugada y se lo llevó en su coche a las afueras de la ciudad. "Salga", le dijo, y luego pidió al conductor que esperara. Se oyeron dos detonaciones y, al poco, las frías palabras de Gómez Canto al chófer: "Vaya y diga que vengan a recoger el cadáver de este traidor"».
Siempre gozó de total impunidad. Tras el consejo de guerra al que sería sometido en 1945, ni siquiera llegó a cumplir entero el año de prisión a que fue condenado por «abuso de autoridad».Lo cierto, como demuestra su foto de anciano, es que fue oficial de la Guardia Civil hasta el final de sus días. En la imagen luce el uniforme de teniente coronel y la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco que Franco le concedió en 1943 (desde el 38 tenía la Medalla Militar individual). Quizás para cuando lo de la foto se había reconciliado con su hijo guardia civil, Manuel Gómez Carmelo, de quien cuentan que retiró la palabra a su padre tras los fusilamientos de los tres compañeros.
Antes de llevar tricornio, Manuel Gómez Cantos hizo carrera en el Ejército. Hijo de un oficial de tercera de la Marina, dejó de joven San Fernando (en la ciudad gaditana nació el 25 de marzo de 1892) para estudiar en la Academia de Infantería de Toledo.Tras ocho años, en 1920 obtuvo el pase a la Guardia Civil como primer teniente. Al estallar la guerra, ya tenía una hoja de servicios llena de tachas disciplinarias: borracheras en acto de servicio, palizas a la población civil, escándalos en prostíbulos, deudas... En 1927, consta en su expediente, mandaba la siguiente carta al dueño del concesionario donde había comprado, sin pagar, un coche: «Querido Paco: perdona a un padre de siete chiquillos.Ahora pienso cobrar unas pesetas y te giraré, si no todo, lo que pueda. He ascendido a capitán».
Con ese rango seguía, al frente de la Guardia Civil en Villanueva de la Serena, el día en que Franco se sublevó contra la República.Enseguida se sumó a la asonada militar y, tras dejar claro a un teniente coronel que regía el Centro de Reclutamiento del pueblo que él se erigía en mando aunque tuviera menor graduación, Gómez Cantos se dirigió al Ayuntamiento y apresó al alcalde y a todos los concejales de izquierda que gobernaban el Consistorio.Era la mañana del 19 de julio del 36.
BANDERA BLANCA
Durante los 10 días siguientes, hasta que huyó al cercano pueblo de Miajadas, mató a un concejal, hirió al alcalde y efectuó hasta 60 detenciones. A todos mandó a la cárcel. Hizo más poco después, en una acción que revela su carácter taimado. Cercado por varias columnas de milicianos, mandó colocar una bandera blanca en un torreón. Creyéndolo rendido, los atacantes fueron hacia donde estaba Gómez Cantos, quien aprovechó la distensión y ordenó de repente a los tiradores de dos ametralladoras que dispararan a quemarropa: 230 milicianos abatidos. La fechoría, a los ojos de sus superiores, fue vitoreada como una hazaña. Los historiadores también le sitúan en la entrada de las tropas franquistas a Badajoz y las posteriores matanzas en la plaza de toros.
No volvería a Villanueva hasta dos años más tarde, cuando toda la comarca -la llamada bolsa de la Serena, reducto republicano hasta julio del 38- estaba ya bajo control de los nacionales.Y regresó a sangre y fuego. Antes, se dirigió a la cárcel de Badajoz para recoger al grupo de 60 vecinos que detuvo en el 36. Quedaban 33 entre rejas, y se los llevó con él para hacer la entrada triunfal en Villanueva. La cruel opereta finalizó el 8 de septiembre de 1938. Gómez Cantos organizó en la plaza del pueblo un juicio popular que terminó con la condena de ejecución sumaria para todos. «El tétrico camión con los 33 detenidos», narran en su libro Silva y Macías, «arrancó dejando atrás los vítores de los más exaltados del pueblo y las lágrimas silenciosas de los familiares. Tras 14 kilómetros, en las proximidades de Medellín, el camión se detuvo y los detenidos fueron conducidos a una loma cercana. All fueron fusilados, ante la atenta mirada de algunos vecinos de Medellín y un reducido grupo de falangistas de Villanueva».
GOBERNADOR CIVIL
Pero fue después de la guerra cuando Gómez Cantos protagonizó sus dos más sonadas matanzas. Terminó la contienda como comandante y al poco, en 1940, fue nombrado gobernador civil de Pontevedra, donde también dejó muchas cunetas llenas de paseados en sus escapadas nocturnas. Regresó a Extremadura con más galones (teniente coronel).Al frente de la Comandancia de Cáceres, en 1942 fue nombrado responsable de las fuerzas encargadas de la persecución de los huidos, el maquis. Todo lo que hizo no fue sino reafirmar su fama de sanguinario. Él decidía y su lugarteniente, el capitán Emiliano Planchuelo, mandaba el pelotón de ejecución.
El fusilamiento más numeroso ocurrió el 28 de agosto de 1942, en Alía. Hizo una lista con 30 nombres elegidos al azar y los convocó en el cuartelillo «para arreglar papeles». Pretendía, en realidad, aterrorizar a la región, que nadie diera apoyo al maquis. Todo el pueblo, vigilado por un cordón de guardias, vio la masacre. Entre los asesinados hubo mujeres. Su delito, al decir de Gómez Cantos: «Algo tenían que saber». Por entonces, él dormía en el monasterio de Guadalupe entre curas.
No satisfecho, ese mismo verano quiso repetir el brutal escarmiento en Castilblanco, a 22 kilómetros de Alía. La lista esta vez era de 90 nombres. Sólo la presencia en el pueblo de un cura navarro que había hecho la guerra con los requetés y llegó a comandante castrense, torció sus planes. El sacerdote, Ambrosio Eransus, alertado por los vecinos, logró parar al teniente coronel. El periodista y guardia civil Jesús Mendoza escuchó años después el relato de lo ocurrido por boca de los lugareños: «Cuando lo tuvo enfrente, le dijo: "Oye, tú, si se te ocurre molestar a algún vecino, te busco y te pego un tiro. Si tú eres teniente coronel, yo soy comandante del Ejército"».
En Mesas de Ibor (Cáceres), en abril del 45, no hubo sotana que se le interpusiera. Al saber que un grupo de maquis había tomado el pueblo varias horas y desarmado a los cuatro guardias civiles (uno, herido, fallecería luego), Gómez Cantos montó en cólera.Llegó a Mesas convencido de que sus subordinados eran unos cobardes.La decisión estaba tomada: los fusilaría inmediatamente. Les negó hasta la confesión. Antes de colocarlos junto a un muro de adobe, él personalmente les arrancó las botonaduras de las guerreras, les quitó los uniformes, que mandó quemar, y les colocó los grilletes.
Cuando los cuerpos de los guardias cayeron desplomados tras la ráfaga de sus propios compañeros, Gómez Cantos no intuía que aquélla sería su última matanza. Hasta entonces se le había perdonado todo... Pero murió de viejo, en la cama. Dicen que en sus últimas borracheras desvariaba. Se creía un héroe.


FUENTE: PERIÓDICO EL MUNDO.

viernes, 11 de septiembre de 2009

MAQUIS EN EXTREMADURA





Durante 1940 algunos signos apuntaban cierta
agitación clandestina en la sierra. A los soldados
republicanos que optaron por permanecer en
ella se unieron evadidos de cárceles. Juntos se
movieron por los intrincados macizos montañosos
extremeños, con un fin primordial: sobrevivir.
Lentamente esos grupos van tomando cuerpo,
creándose las primeras partidas de huidos. Al
frente de ellas fueron apareciendo personajes
como Joaquín Ventas Cintas (“Chaquetalarga”),
Jesús Gómez Recio, Pedro Díaz Monje
(“Francés”), José Méndez Jaramago (“Manco de
Agudo”) y José Manuel García Martínez (“Chato
de Malcocinado”).
Desde un primer momento van a ser objeto de
incesante persecución por parte del máximo
responsable de combatirlos en Extremadura:
el teniente coronel de la Guardia Civil Gómez
Cantos, un personaje de infausto recuerdo que no
dudó en llevar a cabo acciones de escarmiento
con el fin de amedrentarlos. Dos ejemplos son
sufi cientemente ilustrativos sobre sus intenciones:
en diciembre de 1940 ordenó fusilar a 28 personas
procedentes de los pueblos de Cañamero y
Logrosán, por sospechar “connivencia con los
huidos”; y el verano de 1942 y por las mismas
razones ordenó hacer lo mismo con 24 vecinos
de Alía y del poblado de La Calera.
Esas actuaciones represivas no doblegaron a
los guerrilleros. Bajo la tutela del PCE el territorio
español se dividió en Agrupaciones Guerrilleras,
creándose a finales de 1944 un total de seis.
De éstas afectaban a tierras extremeñas
la 1ªAgrupación, denominada Centro-Extremadura,
que comprendía las provincias de Cáceres,
Toledo, Ávila y límites del Norte de Badajoz y
Ciudad Real; y la 3ª, que comprendía Córdoba,
Badajoz y zonas limítrofes. En 1945, con el fin
de provocar una posible intervención extranjera
en los asuntos políticos españoles, la actividad
del maquis alcanzó niveles hasta entonces
desconocidos. con frecuentes incursiones en
municipios, atracos, secuestros, etc., teniéndose
que multiplicar las fuerzas del orden para hacer
frente a esa actividad.
En lo que respecta a Cáceres, donde desarrolló
su labor “Pinto”, destacar entre esas actuaciones,
por su repercusión, la registrada en abril de
1945 en Mesas de Ibor, cuando una partida del
“Francés” compuesta por unos 40 guerrilleros
ocupó durante unas horas ese municipio y dejó
mal herido a uno de los cuatro guardias civiles allí
destacados. Los otros tres fueron fusilados por
orden de Gómez Cantos en la misma plaza del
pueblo por advertir en ellos “una actitud cobarde”.
Sorprendentemente, las acusaciones más graves
contra Gómez Cantos no vinieron por ordenar las
ejecuciones de los guardias, sino por su negativa
a que recibiesen los últimos auxilios espirituales.
La Iglesia intercedió en el asunto y fue expulsado
de la Benemérita.
En Cáceres en 1946 cayeron abatidos los líderes
guerrilleros: “Francés” y “Quincoces”, mientras
que “Chaquetalarga” consiguió huir a Francia.
Pese a que se trataron de tomar iniciativas como
nuevas reorganizaciones, que dieron lugar a la
creación a finales de ese año de la Agrupación
Extremadura, de la que se hizo cargo el
comunista Julio Navas Alonso (“Fabián”), lo cierto
es que la suerte estaba echada, poco a poco
fueron cayendo la mayoría de sus miembros, de
forma que aquellos que consiguieron sobrevivir
buscaron, en 1948, el exilio en Francia (el caso
de “Pinto”) o Latinoamérica como única salida.
En la provincia de Badajoz se prolongó durante
más tiempo la resistencia armada.. Sus
operaciones se desarrollaron a lo largo de la
extensa zona limítrofe entre Andalucía y Badajoz.
A diferencia de lo sucedido en Cáceres, donde
a partir de 1947 la guerrilla dejó prácticamente
de existir, en tierras de Badajoz hasta fi nalizar la
década de los cuarenta no se puede afi rmar que
las acciones del maquis dejaran de practicarse,
eso sí, con menos intensidad y eficacia a medida
que transcurrían los años. En abril de 1949
perdía la vida el jefe de la 31 División, el popular
“Bellota”. Y un año detenido, siendo fusilado en
enero del año siguiente. Su muerte significó la
desaparición definitiva del maquis en la provincia
pacense y, por ende, en Extremadura.


Fuente: MEMORIA VIVA DEL MAQUIS GERARDO ANTÓN."PINTO"de Julián Chaves Palacios.

sábado, 5 de septiembre de 2009

¿QUÉ ES UN GEOPARQUE?




Un Geoparque, de acuerdo con la UNESCO (1999) se define como un territorio que comprende uno o más sitios de gran importancia científica, no solo por razones de tipo geológico sino en virtud de su valor arqueológico, ecológico y cultural.En un Geoparque se demuestran los métodos para la conservación del patrimonio geológico así como también se desarrollan métodos para la enseñanza de disciplinas geocientíficas y aspectos ambientales más amplios (UNESCO, 1999).Dicho territorio forma parte de una red global, en la cual, se comparten las mejores practicas relacionadas con la conservación del patrimonio geológico y su integración a las estrategias de desarrollo sostenible.El programa Geoparque formulado por la UNESCO (1999) representa una nueva alternativa para el reconocimiento de áreas que poseen algún valor de tipo geológico así como de tipo ecológico en general.Bajo el nombre de Geoparque europeo se designa un territorio, de límites bien definidos, con unas características concretas:- Patrimonio geológico particular.- Una estrategia de desarrollo económico sostenible.En España hay cuatro espacios naturales que ostentan esta categoría: el Parque Cultural del Maestrazgo, el Parque Natral de Cabo de Gata-Nijar, el Parque Natural de la Sierra Subéticas y la Comarca de Sobrarbe.Cuando se habla de un patrimonio geológico particular, nos referimos a un cierto número de parajes geológicos que destacan en términos de:

- Calidad científica

- Singularidad

- Valor estético

- Valor didáctico.

mayor parte del territorio suele estar formado por elementos del patrimonio geológico, pero se consideran una riqueza adicional los elementos de interés arqueológico, ecológico, histórico o cultural.Los geoparques colaboran estrechamente entre sí, de manera que forman una red europea que permite que cada territorio se beneficie de medidas conjuntas de protección y gestión del patrimonio geológico.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El geoparque extremeño echa a andar.




Villuercas, Ibores y La Jara dan el primer paso formal para constituirse en geoparque, un título que distingue a paisajes especiales, y que sería el primero de la región y el quinto en España .



A día de hoy, Extremadura tiene un parque nacional que también es Reserva de la Biosfera (Monfragüe), dos parques naturales (Tajo Internacional y Cornalvo), una reserva natural (la Garganta de los Infiernos), un LIC o Lugar de Interés Científico (el volcán de El Gasco), un paisaje protegido (el monte de Valcorchero), dos zonas Ramsar, cuatro monumentos naturales, cuatro ZIR (Zonas de Interés Regional), cuatro corredores ecológicos de biodiversidad, cuatro parques periurbanos y de ocio, 35 árboles singulares, 69 Zepas (Zonas de Especial Protección de Aves) y 87 LIC (Lugares de Interés Comunitario).
La lista es larga, sí, y seguirá engordando en los próximos años. Todos esos títulos representan distintos niveles de protección de la naturaleza. Pero también hay vida más allá de estas declaraciones. También existen otras fórmulas que ensalzan la riqueza natural de la zona. Por ejemplo, los geoparques, un lema desconocido por el público en general, pero que empieza a sonar con fuerza en el sureste de la región, en la zona limítrofe con la provincia de Toledo.
En Guadalupe
Ahí están las comarcas de Las Villuercas, Los Ibores y La Jara, que ayer dieron el primer paso formal para constituirse como el primer geoparque de la comunidad autónoma. Fue en Guadalupe, el mismo día en el que la localidad inauguraba su casa de cultura, donde se encontraron representantes de varias administraciones para firmar el protocolo de constitución del Geoparque Villuercas-Ibores-Jara. En concreto, los impulsores de la iniciativa son el Estado (a través de la secretaría de Estado de Comercio y Turismo), la consejería de Cultura y Turismo de la Junta, la Diputación de Cáceres, la Universidad de Extremadura, la mancomunidad que agrupa a las tres comarcas, el grupo de acción local Aprodervi y la Asociación Empresarial Vibotur.
Lo que hicieron ayer los representantes de estos siete organismos fue dar carácter oficial a la solicitud para lograr ese título, que es un producto turístico amparado por la Unesco. Un geoparque se define como «un territorio que cuenta con un patrimonio geológico y una estrategia de desarrollo sostenible, que comprende un espacio territorial demarcado con lugares de particular importancia científica, paisajística, estética y educativa, y que conjuga intereses arqueológicos, históricos y culturales».
De ser reconocido como tal, el extremeño sería el quinto de España, representada en la Red Europea de este tipo de lugares por el geoparque del Maestrazgo (Teruel), el de Cabo de Gata-Níjar (Almería), el de las Subbéticas (Córdoba) y Sobrarbe (en el pirineo de Huesca). En el continente hay 34, entre ellos el portugués de Naturtejo.
Los argumentos de la opción extremeña para unirse al grupo son variados. De entrada, Villuercas, Ibores y La Jara figuran entre los entornos preferidos por los que conocen bien la región. «Si me pidieran elegir los sitios más bonitos de Extremadura, éste sería uno de ellos seguro», dijo ayer Guillermo Fernández Vara.
Pero con eso no le bastaría. A esa percepción hay que añadir los hechos. Y no faltan. Por ejemplo, la disposición de su relieve, que sigue la dirección Noreste-Suroeste en lugar de la Oeste-Este habitual en la comunidad autónoma. Las tres comarcas en sí son una sucesión de sierras paralelas, entre las que hay abundancia de formaciones geológicas, uno de los requisitos fundamentales en su aspiración. Hay fallas, cuevas, rañas, plegamientos y en la zona se han encontrado algunos de los restos fósiles más antiguos de la Península Ibérica.
Todo esto lo recoge un impecable vídeo promocional con el que ayer se estrenó el auditorio principal de la casa de cultura de Guadaupe. En un momento de esa sucesión de imágenes elocuentes, la voz en off recuerda que «las sierras de hoy eran los fondos marinos de hace quinientos millones de años». Hoy, ese regalo de la historia ayuda a tres comarcas, y por extensión a una comunidad autónoma entera, a venderse en el mundo.


PARA HACERSE UNA IDEA
Las tres comarcas
19 municipios: Aldeacentenera, Alía, Berzocana, Cabañas del Castillo, Campillo de Deleitosa, Cañamero, Carrascalejo, Castañar de Ibor, Deleitosa, Fresnedoso de Ibor, Garvín de la Jara, Guadalupe, Logrosán, Navalvillar de Ibor, Navezuelas, Peraleda de San Román, Robledollano, Valdelacasa de Tajo y Villar del Pedroso.
17.000 habitantes: Repartidos sobre un territorio de unos 2.500 kilómetros cuadrados.
Atractivos geológicos
Algunos puntos de interés: Cueva del Castañar (Castañar de Ibor), Estrecho de la Peña (Alía), anticlinal del río Almonte, pedrera del Almonte (Navezuelas), portillo y pliegue geológico del Almonte (Cabañas del Castillo), paleocauce o paleocanal (Deleitosa), espejo de falla (Robledollano), anticlinales del río Ibor, rañas de Cañamero y rañas del Castañar, desfiladeros del río Ruecas, sinclinales del Viejas, y de Santa Lucía, marmitas, minas...


ANTONIO J. ARMERO CÁCERES