martes, 3 de noviembre de 2009

LA GUERRA DE MARRUECOS, UNA GUERRA OLVIDADA, LA MEHAL-LA.




¿Qué era la Mehal-la? Hay que tener en cuenta que el Protectorado de España en Marruecos terminó en 1956 y somos pocos los españoles que, por unas u otras razones, hemos conocido el antes y el después de aquella época. No voy a meterme en el estudio de las continuas reducciones territoriales que sufrió nuestra zona de influencia a través de los sucesivos tratados (si llegamos a firmar más, nos quedamos con Ceuta y gracias). La parte confiada a España era la más pobre y levantisca del Sultanato, pero, pese a la sangría de la Guerra de Marruecos y al poco tiempo posterior hasta el final del período de Protectorado, sí que se hizo una buena labor social y cultural en todos los terrenos. Tiempo habrá para tratar todo esto con mayor detenimiento y sin prejuicios.
Decía que la Guerra de Marruecos fue una sangría, tanto en material como en hombres. El Generalato, con una visión decimonónica, y los políticos, con sus miedos innatos a la pérdida de votos, alargaron innecesariamente la Guerra. La única solución era reducir las bajas españolas recurriendo a la recluta extranjera (El Tercio) o marroquí (las masas irregulares o Harcas, los Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas y las Mehal-las) y realizar el Desembarco de Alhucemas.
Las Harcas eran partidas de fusileros, sin demasiado orden ni uniformidad en el número de elementos integrantes y sin una verdadera organización militar. Todo se basaba en el mayor o menor prestigio del jefe moro reclutador y en el oficial español "dirigente", que daba nombre a la Harca; así estaban las Harcas de Muñoz Grandes, de de Oro, etc. El armamento y la munición eran españoles, el dinero necesario también y la seguridad en la recluta y en la permanencia de los efectivos...¡¡Dios es grande y proveerá!!. Las harcas ayudaban en ciertas situaciones comprometidas, pero no eran la solución; además el "cambio de camisa" de los dirigentes era frecuente y con ello el de sus harqueños seguidores (el Raisuni, por ejemplo, colaboró con España y también fue un gran enemigo en la zona del Lucus, única rica, desde el punto de vista agrícola, de nuestro antiguo Protectorado).
Los Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas, herederos de la Policía Indígena fundada en la zona de Melilla en 1909, tenían organización verdaderamente militar (de ahí el nombre de "Regulares") y una recluta marroquí fundamentalmente. Los oficiales y suboficiales eran españoles, aunque se fueron creando, poco a poco, mandos indígenas (cabos, sargentos y caídes de 2ª y de 1ª). Eran, a todos los efectos, Unidades del Ejército español, pagadas con cargo a nuestro Presupuesto. Dada la existencia de la Guerra de Marruecos, primero, y la proximidad de su finalización, una vez termina-da, las armas automáticas estaban, por motivos de seguridad, en manos de los llamados "europeos" (soldados voluntarios españoles). Sin embargo, visto el buen juego que dieron estas unidades en Asturias y, sobre todo, en nuestra Guerra, los marroquíes se encargaron muy pronto de dicho tipo de armas. El único problema con estas tropas indígenas (esto es anecdótico, pero totalmente real) era que el marroquí tiene poco sentido del ridículo, o lo valora de diferente forma que nosotros. Como un moro sintiese miedo, se pegaba al suelo y no había quien lo levantase, no sirviendo el ejemplo de sus oficiales en pie tratando de que les siguieran ("moro estar gallina blanca", decían, cuya "traducción" podría ser, con perdón, "moro estar cagao"). Esa fue la razón de la herida de mi padre, Carlos Iniesta Cano, q.e.p.d., en Los Galachos, cuando los integrantes de un Tabor que operaba acolado con la 4ª Bandera se pegaron al suelo, costando muchas bajas de ambas Unidades, entre ellas los dos Jefes heridos. Por último, las Mehal-las guardaban ciertas similitudes con los Regulares, pero existían diferencias también. En primer lugar, eran tropas del Sultán de Marruecos, a través del Jalifa del Protectora-do, pagadas mediante el Presupuesto del Mazhen. Ese presupuesto autónomo, que incluía todas las partidas normales (sanidad, agricultura, obras publicas, etc.), si bien lo financiaba España, era una especie de "anticipo reintegrable", que fue negociado, regateado y, finalmente, reconocido en parte por Marruecos al terminar la etapa del Protectorado... pero nunca liquidado ni reintegrado. En segundo lugar, los oficiales de la Mehal-la tenían la consideración de "instructores" o "asesores", mientras que los "verdaderos" mandos eran los caídes de 2ª y de 1ª. Realmente la oficialidad española era menos numerosa que en otras unidades, pero por encontrándose ocupando plazas de superior categoría, podríamos decir; así los tenientes eran instructores, a la vez que verdaderos jefes, de "mía" (ciento en árabe; es decir, compañía), mientras que los capitanes llevaban a cabo las mismas funciones respecto al "tabor" (quinientos en árabe; es decir, batallón). Por último, los comandantes y tenientes coroneles eran instructores e inspectores de Mehal-la (equivalente al grupo de Regulares o al Regimiento)... aun cuando, simultáneamente, ejercían el mando de tales unidades.

FUENTES: 
 http://www.arbil.org/113mart.htm

1 comentario:

  1. En relación a un petición de información, sobre el término los Galachos siento mucho no poder darte información alguna,es un artículo que encontré en internet en una revista y me pareció interesante, prueba a buscar información en esta revista o en pares.es:
    http://www.arbil.org/113mart.htm
    Un saludo.

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